Al apagarse la vela

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Fabiola observa con odio a Lizbeth luego de que aceptara matar a Alexa, no insiste por la vida de ninguna de ellas, ella las mataría de ser necesario, pero no entiendo por qué si antes de todo esto ella las idolatraba, en la fiesta estaba buscándolas, en la escuela siempre las seguía, y se veía muy feliz en la cafetería, más que las últimas veces que nos juntamos, pero la voz de Liz interrumpe mis pensamientos.

- ¿Me escuchaste? lo hare.

- Ah, está bien, adelante.

pero Liz solo se queda parada viendo a Alexa, no se ve segura de querer hacerlo, solo respira hondo, creo que espera a ver si despierta o algo.

- Oye Liz, esto no es una pesadilla, en verdad debes matar a Alexa para ser libre.

- Lo sé. -Liz camina lentamente.

- Por favor Liz no lo hagas, somos mejores amigas desde hace años. - Suplica Alexa entre llanto.

- ¡Yo lo hago rápido, suéltame a mí, solo mírala no se atreve! - Repite Fabiola sin temor alguna, sigo sin creer que ella siga eso.

- Perdóname Alexa, por favor perdóname. - Liz estira sus brazos para poner las manos alrededor del cuello de Alexa, empiezan a forcejar, pero la fuera de Alexa es mucho menos, supongo que además del obvio desorden alimenticio que sufre el baño con agua helada no lo favoreció, duran varios minutos peleando. - Enserio perdóname.

Liz no deja de llorar, Alexa ya no puede respirar, Fabiola solo observa el espectáculo sin decir nada, parece molesta pero no porque su amiga este muriendo, si no por no ser ella, vuelvo a voltear para ver la pelea, Alexa ya no se defiende, a dejado de tratar de librarse y de pronto se desmaya, aunque estoy sonriendo volteo a ver a Fabiola, ella también sonríe, entonces entiendo todo, ella quería ser la que matara a Alexa, ella además de ser libre quería el honor de matar a la que le robo al único hombre que ha amado, pero a pesar de no ser ella disfruta el verla sufrir, el verla ser asesinada por la única persona por la que era capaz de hasta matar, y termino de entender, la mayor villana aquí no es Lizbeth, Lizbeth solo les decía que hacer, ella no obligo a Fabiola a abandonarme, ella no me llevo a la fiesta, ella no tomo las fotos, ella no me empujo, pero Fabiola, ella siempre actuó mal, quito la sonrisa de mi cara y vuelvo a voltear para verla pelear pero entonces Alexa muestra su ultimo signo de vida y su mano cae, ha dejado de respirar, Liz suelta su cuello dejando sus manos marcadas en él, se levanta y aunque sigue llorando habla entre sollozos.

- Soy libre, al fin, soy libre. - dice con una forzada sonrisa. - Sácame de aquí ya.

- ¿Enserio creíste que sería tan fácil?

- A que te refieres.

- Vuelve a ver tus muñecas.

Lizbeth baja la mirada y quedando perpleja ve que tiene los grilletes de nuevo puestos, yo tampoco vi en que momento volvieron a ponerse, supongo que en un segundo en el cual las tres estábamos distraídas aparecieron de nuevo, las cadenas que cuelgan de ellos la están jalando de nuevo atrás de la vela del norte.

- Pero tu dijiste que sería libre si la asfixiaba.

- Y tú me diste la bienvenida a tu casa.

- Por favor Julia, la mata porque me lo pediste, ¡Libérame!

- Y ella me empujo por defenderte, creo esto es justo.

- ¡Julia por favor, te lo ruego libérame!

Yo le dejo de contestar y la dejo rogar para observar la vela apagarse, van varios segundos hasta llegar al minuto, entonces no sé de dónde salió una brisa que la apago, termino entendiéndolo, las velas prendidas mantienen sus espíritus aún atados a sus cuerpos, su alma se va al apagarse la vela, ahora que me he dado cuenta de esto y de ver morir a Alexa debo irme.

- La dejo, espero disfrutaran el espectáculo.

- ¡Julia dijiste que me liberarías!, ¡julia tú lo dijiste! Julia...

Lizbeth suplica y suplica pero solo la ignoro, mientras que Fabiola ni siquiera me nota pasar junto a ella, ella solo observa el cadáver de Alexa tirado, enfriándose, el cadáver de esa persona que en su momento le quito a quien más amaba, llego a la puerta y entro a la otra habitación, entonces Vanessa tiene algo nuevo frente a ella, ahora no es solo té, sino también un pastel de chocolate, se ve demasiado dulce y empalagoso, es uno de esos redondos con cerezas para decoración, me le quedo viendo y pensando cuando Vanessa interrumpe mi pensamiento.

- ¿Es esto lo que querías verdad?

- Sí, ¿la brújula lo cumple todo verdad? hasta lo más estúpido.

- Así funciona ella, ven y siéntate a tomarte un té antes de volver ahí, ¿Creo notaste algo nueva verdad?

- Sí.

- ¿Puedo saber qué es?

- Fabiola debió ser el sacrificio norte.

- ¿Estas totalmente segura de eso?

- Sí, Lizbeth no hizo nada, solo daba las ordenes.

- Eso parece hasta ahorita, después de dos muertes te has dado cuenta de eso, a la siguiente algo más podría cambiar.

- ¿Tú sabes algo más?

- No, me voy dando cuenta de todo al mismo tiempo que tú, pero a la brújula le gusta dar sorpresas.

- Todo es muy pesado.

- Así es, ven a tomarte tu té para que te relaje, porque ahorita usaras el pastel. 

La brújula de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora