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¿Me amas, Mina?

Si Chaeyoung, te amo.

Quiero ser tuya, Mina. Hazme tuya.

Me gustas tanto, Young...


Despertó asustada, sudorosa, encontrándose de lleno con la oscuridad de su habitación.

—Fue un sueño...—soltó el aire que había contenido en esos segundos desde que recuperó la consciencia.

Un ligero toque en la mejilla la hizo desear desmayarse de nuevo.

—¿Cómo te sientes, Minari? — Si fue un sueño, ¿Por qué se escuchaba y se sentía tan real esa caricia?

—¿Minari? — De nuevo esa voz llamando su nombre. Volteó la mirada, confundida, encontrándose con una castaña observándola preocupada. Reaccionó segundos después, rechazando con violencia el gesto.

—Creí haberte dicho que no me tocaras.

—Lo siento Mina, por todo. — haciendo caso omiso de la advertencia y el tono frío, Young se acercó hasta que las distancias se fueron nulas, envolviendo a la mayor en un necesitado abrazo.

—Suéltame Chaeyoung...por favor. —Mina empujaba con fuerza a la menor, golpeando con los puños su pecho continuas veces.

Eso, hasta que el llanto la venció (otra vez), dejando su miseria al descubierto.

Sus brazos colgaban, sin corresponder o rechazar totalmente. Aunque quisiera, sabía que no poseía la valentía suficiente para alejar a la menor.

—¿Por qué eres así? ¿Por qué me haces esto? ¿Para qué volviste, Chaeyoung? –

Esas cuestiones atormentaban a la chica cada día desde que la abandonó. Le taladraban la cien recordándole lo imbécil y desgraciada que podía llegar a ser. Así era como se sentía desde hace mucho...

Pero... ¿Qué le diría? ¿Que a pesar de ser una maldita hija de perra la amaba? ¿La necesitaba?

Ella no merecía algo así.

Mina era una princesa y ella...

El intento promedio de príncipe que parecía más bien un vagabundo.

Lentamente separó su humanidad del cuerpo de la mayor. No podía ver directamente a sus ojos, por lo cual echó a andar por el lugar, producto de los nervios y la vergüenza.

Pasaron un buen tiempo así.

Y en Mina la desesperación por no comprender ni un ápice de la situación se estaba incrementando.

—Chae...

—Chae...

— Chaeyoung...

..........

..........

—Young.

Sólo cuando escuchó ser llamada de esa forma fue que reaccionó.

—¿Sí? —había dejado de andar de un lado a otro, sustituyendo tan enloquecedor vaivén con el jugueteo constante de sus dedos sobre las llaves del apartamento de Mina.

Ahora la vergüenza aparecía en la mayor.

—¿Por qué? —Un susurro débil.

—¿Por qué que, Mina?

—Eres...tan...

—Calma, Minari— ¿Qué esto no era familiar?

—¿Me amas, Young? —Gracioso.

Era gracioso estar del otro lado.

A su mente llegó la noche donde había cuestionado exactamente lo mismo, y a pesar de la similitud de sus diálogos, prefería pensar que las situaciones distaban mucho entre sí.

No se parecían en nada. ¿O tal vez sí?

Quizá en el fondo ellas dos siempre fueron iguales.

Y quizá las dos seguían esperando por lo mismo.

Quizá el saberse amadas

Y correspondidas.

De alguna manera, les hacía no perder la esperanza.

Una anestesia personal.

Un camuflaje ligero ante el dolor.

¿Vienes Conmigo? (MiChaeng + Momo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora