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Acabar con todo igual que como comenzó, en el lugar en el cual comenzó.

Eso era a lo que Mina llamaba "liberarse".

Rastros de la remodelación aún estaban presentes. Andamios por aquí y por allá, gente reparando los daños.

¿Por qué los humanos no se arreglaban de la misma manera?

Como le encantaría que las farmacias vendieran pastillas para curar las heridas del corazón.

Medicina para reparar las fisuras en las paredes que sostienen los recuerdos amargos.

Cierta parte de ella vivía en una fantasía. Por esa razón cree (con ferviente ilusión), que no necesita repararse porque, técnicamente, nada se ha destruido.

El camino de casa al dichoso edificio nunca fue tan largo.

Se había puesto la chaqueta. Si, esa misma que traía Chaeyoung el día en que se conocieron. La misma que, desde el día en que realmente fue la vencida de todas las veces, en todos los sentidos posibles, había usado para dormir. Era lo único que permitía a su cuerpo conciliar algo de descanso reparador. Sobre las vendas de su mano derecha se posaba el pendrive que Hoon le había entregado.

Salió como alma que lleva el diablo, y por la hora, creía ser la única persona que iba al sitio. Se enteró, por las noticias también, que el edificio de los Son tardaría un poco más para volver a abrir sus puertas y dar la bienvenida al público. Siendo que Chaeyoung destruyó parte de la primera planta, y esta funcionaba como un centro comercial, las oficinas y el servicio estaban, por así decirlo, paralizados.

Los empleados que ocupaban las plantas restantes tenían acceso desde la parte trasera, por lo que realmente no se requería usar la vía de acceso principal, y nadie, o casi nadie, hacia camino por dicha calle a menos de ser el caso estrictamente necesario.

Su cuerpo se apreta a sí mismo producto del fuerte viento soplando y golpeando sin piedad alguna sobre su piel. Tiembla, y Mina no sabe a ciencia cierta si el temblor era únicamente por el temporal o por lo que llevaría a cabo.

Entra al edificio a paso lento, reprimiendo los recuerdos desagradables que parecen atacar con más fuerza por el hecho de haberse suscitado en ese preciso lugar. Y, si es honesta, no sabe como puede permanecer de pie sin desmoronarse o estar tentada a salir corriendo de la misma manera en que ha llegado.

Recorre todo con su vista, y por escasos segundos es como si pudiera ver nuevamente a Chaeyoung ahí, parada frente a ella. Aunque ahora, a diferencia de la última vez en que se vieron las caras, le sonríe. Y Mina se enoja porque piensa que Chaeyoung se ríe (otra vez) de su miseria actual. En alguna parte de su mente, Chaeyoung se ríe cruelmente de ella. Pero ¿Quién no lo haría? Si hasta ella misma se ríe de la mierda en la que se ha convertido su vida.

Apresura el andar, sube parte de las escaleras, con el único objetivo de llegar a la azotea de la gran edificación, y por alguna razón ciertamente extraña, las dudas ahora tienen forma de grilletes que amoratan y aprisionan, invisiblemente, sus tobillos. No quiere hacer lo que tiene pensado, lo que piensa es "lo correcto". Entonces ¿Existe otra alternativa para la situación?

Necesita matar de raíz. Morir de raíz para en serio, acabar con todo.






—Mina—Genial, ahora no bastaba con imaginarse a Chaeyoung parada frente a ella, sino que también su estúpida mente reproducía su voz.

Ignorando lo que ella cree es el resultado de su locura inminente, asciende un par de escalones más hasta que el eco de su nombre es escuchado nuevamente, aún en contra de su voluntad.

—Mina, no lo hagas.

Y la dueña del nombre cae presa del pánico, confirmando una cosa importante: No está loca, y tampoco sola porque esa voz definitivamente le pertenece a alguien tangible.

Alguien a quien no es capaz de reconocer.

¿Vienes Conmigo? (MiChaeng + Momo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora