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—¿A dónde vamos? — La penumbra de la noche se iluminaba tenuemente con las farolas distribuidas a lo largo y ancho de las calles por las que transitaban.

—¿Recuerdas cómo fue que nos conocimos? —

Transcurría otoño por ese entonces.

Qué bueno que no era invierno, o se congelaría con el suéter beige de algodón que le llevaba unas tallas de más a su cuerpo.

Eso, más los jeans de mezclilla y unas zapatillas blancas y gastadas fueron todo lo que alcanzó a ponerse. No le había dado tiempo de usar algo mejor.

Para Chaeyoung siempre se vería perfecta, usara lo que usara.

Era el don de Mina.

"Luciría preciosa hasta con una bolsa de basura en la cabeza"

Pensaba la menor.

Ella por su lado llevaba la cazadora jean con capucha gris que tanto le gustaba a la castaña clara y otras prendas que la hacían lucir...rebelde. Una rebeldía que contrastaba en totalidad con su altura, y en ocasiones con sus facciones y actitudes.

Una inocencia arrancada prematuramente se escondía debajo de su penetrante mirada y los hoyuelos de sus mejillas.

Chaeyoung no era de esas personas que solían seguir modas, sin embargo, había escogido precisamente la chaqueta por insistencia de Mina.

"Te verías bien usándola, sin nada más sobre tu cuerpo"

"Sobre mi cama..."

"Sobre mí"

Fue lo único que necesitó escuchar para llevarse la prenda a su guardarropa personal.

—Lo recuerdo—Respuesta afirmativa de la mayor.

—Haremos historia, Minari. —Se detuvo súbitamente frente a Mina, para mirarla y sonreír como nunca antes en su vida.

Era imposible para Mina reconocer aquel gesto.

Porque no era una sonrisa de satisfacción o placer como las que usualmente tenía colgadas en el rostro cuando la veía a ella.

Ni siquiera era de alegría.

O felicidad.

No.

Era una sonrisa de libertad.

—No estoy entendiendo nada, Young. —Mina pocas veces temía alado de Chaeyoung, porque la menor siempre encontraba forma de brindarle seguridad. Esa era una de esas pocas veces.

El que aquel lugar por el cual transitaban estuviera completamente desolado tampoco ayudaba mucho a calmar su tensión.

O las corazonadas...

—A veces no necesitas entender ciertas cosas, Minari. No todo tiene un porqué en la vida ¿Sabes? —Tomó suavemente la mano de la castaña clara, entrelazando sus dedos con los de esta y emprendiendo nuevamente la marcha hacia el gran edificio, testigo mudo de su primer encuentro.

......

Quince minutos les bastó para llegar al lugar.

—Te amo, Mina.

.......

Creía estar soñando.

—Vamos a acabar con esta mierda de una vez por todas.








¿Vienes Conmigo? (MiChaeng + Momo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora