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30 de Octubre del 2018.

Soltó todo el aire de sus pulmones mirando con una sonrisa su casa, jamás la había extrañado tanto. Tomó ambas maletas y se encaminó a la entrada subiendo tres escalones lo más rápido que pudo.

Luego de que se despidió de aquel chico, se subió a un taxi dándole la dirección. En el trayecto prendió su teléfono, no le sorprendió ver algunas llamadas y mensajes de texto de Min ho o de su familia y amigos, había desaparecido por una semana y nadie lo sabía. Lo llamó ni bien terminó de leer todos, supuestamente debía estar ahí para la tarde pero había llegado en la noche.

Su amigo no tardaría en llegar, vivía a solo dos cuadras. Sacó las llaves de su bolso y las ingreso haciendo un sonoro click cuando la puerta se abrió. Todo estaba completamente oscuro, a siegas camino hasta llegar al interruptor prendiendo las luces amarillas que le daban un ambiente cálido a su casa, estaba igual como lo había dejado; sus sandalias cerca al sofá, un abrigo que al final no se decidió por llevar tirado en la mesita de vidrio en medio de la sala. Lo demás en completo orden.

Min ho no tardó en llegar, Soobin apenas y pudo darse un baño decente, se encontraba muy cansada pero el chico que esperaba afuera de su casa sacaba energías de su cuerpo que ni siquiera tenía. Con el cabello húmedo y sin zapatos corrió hasta la puerta para abrir antes que su timbre se averiara.

– Soobin, linda. – se formó una sonrisa en el rostro de ambos. Él no esperó nada y la abrazó. – Aunque solo fué una semana, te extrañe mucho.

Las palabras de Min ho la hicieron sonrojar. – No es para tanto, ven entra que hace frío.

Ambos se sentaron en el sofá mirándose frente a frente. – Tienes que contarme lo que hiciste ¿Qué tal estuvo Cheonan?

Soobin soltó un suspiro pesado, no se guardo nada y le contó todo a Min ho. Desde que llegó hasta como le hizo para regresar a casa. El pelinegro la miraba entre asombrado, divertido y molesto, la regaño por su magnífica idea de haber alzado su dedo en la carretera para que alguien le diera un aventón.

– ¿Dices que no te cobró? – negó con la cabeza, aún recordaba el roce de su mano en la suya al devolverle el dinero. – Que raro, nadie nunca hace nada gratis, siempre quieren algo a cambio.

Las palabras de Min ho eran una cruda verdad, un simple gracias ya no valía cuando alguien te hacía un favor. Por alguna razón un escalofrío le recorrió el cuerpo al recordar lo que dijo Jin “Descuida, algún día te cobraré. Tenlo por seguro”

Se repitió a si misma que no debía pensar más en eso, que debía guardarlo como una anécdota donde salió ilesa y que no volvería a hacer. Min ho le hablo como pasó esta semana sin ella, pero algo llamó su atención cuando vió como un brillo de ilusión se apoderó en los ojos del pelinegro. 

– Soobin, escuché de Jihyo que como ya estamos a solo dos días de Halloween, a Seúl vino uno de las mejores casas de terror. – ella entrecerró los ojos escuchándolo atentamente, sabía a dónde quería llegar. – ¿Quieres ir conmigo? Será divertido, además necesitamos acción o algo que nos haga temblar. No quiero quedarme otro año más en casa viendo películas.

No veía tan malo quedarse en casa viendo películas o ir a una fiesta que organizaban sus amigos. – No creo que sea buena idea, si dices que es tan buena me va a dar mucho miedo.

– Yo estaré ahí para cuidarte, lo prometo. Será divertido, di que sí Soobin.

Junto ambas manos poniendo una carita de cachorrito moviendo sus pestañas con rapidez, ella lo miro con el ceño fruncido. No podía con eso, no con Min ho haciendo pucheros para que aceptara, a Soobin endemoniadamente le gustaba, aquel chico era la razón por la cual ella había venido lo más rápido posible importandole poco si algo le pasaba al subirse en el auto de un desconocido.

Baby Don't Cry ➵ BTS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora