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Soobin recuerda perfectamente como Jin la saco de ahí.

Él había colocado unos pendientes pequeños para sus orejas. Había dejado que cepille su cabello, este creció más de lo que le gustaría a Soobin. Jin ató sus muñecas, estas no dejaban que la sangre circulará bien pero tampoco se quejó. Había cubierto con una venda sus ojos dejándola en la oscuridad por un largo tiempo.

Era como la primera vez que sintió en ese lugar con las demás chicas. Y un escalofrío recorrió su cuerpo.

Sus pasos fueron torpes. Ella de verdad deseaba poder huir. Pero era absolutamente ridículo, ya que era casi imposible defenderse en ese estado. Sería atrapada de inmediato.

Habrá otra oportunidad.

Mientras se movía. Trato de memorizar algo. Escaleras, esquinas o algo que fuese útil. Pero era tan difícil, en todo momento sintió que no había nada para guiarse. Escucho a Jin intercambiar palabras con ese hombre. También sintió las ásperas manos de Nam recorrer sus hombros desnudos hasta la mitad de sus brazos y en un bajo susurro hablarle una sola vez.

–  Estas perfecta, gatita.

Soobin sintió la bilis en su boca, pero lo que le alteró los nervios fue cuando otra personas la tomó de la cintura dirigiendola a otro lugar, dejando de lado a Nam y a Jin.

Sintió besos húmedos en la curvatura de su cuello y la fisionomía de ese hombre tragarsela por completo.
Soobin lo reconoció y se odio tanto por eso.

El tacto de cada uno, lo tenía a fuego vivo en su mente.

– Muñeca..

Había susurrado, un escalofrío recorrió su espalda, su cuerpo se puso rígido. Más cuando sintió las yemas de sus fríos dedos recorrer sus muslos.

En ningún momento se detuvieron, ni cuando ella tropezó.

De un momento a otro sintió el eco de sus pisadas y el aire cambiar. Hacía más frío de lo normal. Además que le llamó la atención el sonido del motor de un auto.

Sintió como el pelinegro agarro su brazo y abrió una puerta. Y sin ser delicado la empujó dentro del auto para hacerlo él igual.

Soobin sintió los labios del pelinegro. Y sus manos en todo su cuerpo. No correspondió el beso, no cuando tenía aún esa venda en los ojos. Sintió su espalda recostada en el asiento del auto, pero lo que más dolió era sus manos siendo aplastadas por su cuello y el peso del hombre. Además que a los pocos segundos sintió a alguien más entrando en el auto.

– Jungkook.

Soobin se alteró al darse cuenta que era ese hombre. Intento alejarse por si se molestaba pero el pelinegro no se lo permitió. Él siguió besándola. Hasta que en un momento paro.

– Nam, déjame divertirme hasta que lleguemos. – sus labios habían dejado los de ella libres, pero sus manos se metían debajo del vestido llegando a tocar partes que a Soobin le disgustaba.

Pero le sorprendió más lo que dijo ese hombre.

– Solo no dejes marcas y evita estropear su atuendo. Daría una mala imagen, antes de su presentación.

Su voz era carente de diversión, fue sería y seca. Eso la inquietó.

Antes que terminara de hablar; Soobin ya tenía a ese hombre encima de ella succionando su cuello y tocando con más descaro su intimidad. Ella no podía hacer mucho en realidad, con las manos atadas doliendo horrible y los ojos vendados era casi imposible. Pero sobre todo si, ella no tuviera eso de por medio, tampoco podría defenderse.

Baby Don't Cry ➵ BTS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora