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Era extraño.

Sentía su cuerpo como si fuese ajeno, como si ella fuese una desconocida.
Y tal vez, aquellos recuerdos borrosos en su mente eran verdaderos. Era algo que le daba escalofríos, las imágenes de ella entregándose a alguien de forma libre le parecían horribles, considerando la situación en la que estaba. Soobin sabía que era preferible dejarlo en simples suposiciones o como ella les decía; "pesadillas"

“Solo olvídalo Soobin. Solo
déjalo ir...”

Se repetía, cada día desde que comenzó a tenerlas. Estaba en una esquina de la cama, con la espalda pegada en la fría pared que le calaba hasta los huesos. Había estado sola por tres días, no vio a ese hombre. Ni a Jin. Su comida volvió a ser agua del lavado, era lo que le mantenía viva hasta ahora. Las ideas de acabar con su vida, eran cada vez más escasas. Porque Soobin quería vivir, volver a mirar el sol, a sus padres. Ver el mundo otra vez; aunque ahora no fuese de la misma forma.

Ella lo haría.

Escaparía de allí.

Levanto la cabeza, que antes descansaba en sus piernas para mirar la puerta, esta había sido abierta. Una oleada de escalofríos desde la parte baja de su espalda le recorrieron hasta su cuello.

– Muñeca. – llamó el lunático pelinegro cerrando la puerta para avanzar a ella con rapidez y colocar una mano en su pequeña boca cuando ella agrando sus ojos, estaba a punto de aplastarla. – Mi linda muñeca, extrañaste a Jungkook.

No pareció una pregunta. Soobin tenía tanto miedo de él, al igual que los demás. Había pasado tanto tiempo desde que lo vio y prefería que siga así. Ya que su personalidad podía cambiar de forma rápida dejando una peligrosa que atentaba con su poca cordura.

Tembló cuando el pelinegro retiro su mano para luego acariciar su cuello cerrando con fuerza su mano, dejando que el aire le faltase. No podía respirar.– Mi muñeca extraño a Jungkook. Responde maldita sea.

Escupió las palabras con fuerza, Soobin sentía que se contenía. Dios sabe que quería salir huyendo de ahí. Con los ojos lagrimosos, miro al hombre y en un acto de desesperación intento alejar su mano por un poco de aire.

– L-lo hice... Amo, yo... lo extrañe.

Forcejeo un poco antes de sentir como era liberada. Su corazón latía con fuerza y tenía tantas ganas de toser; pero se quedaron en el aire cuando el pelinegro la beso. No fue algo largo, un simple roce de labios. Se alejó, Soobin se negó a mirarle. Se sentía incómoda. Los dedos fríos de él, recorrieron su barbilla con lentitud hasta que el tacto se esfumó.

–No debería estar aquí –dijo en un susurro, como si quisiera que fuera un secreto entre los dos.– Pero, me enteré que jugaras con las otras. Y yo no quiero que te toquen. Ni que jueguen contigo. Te pegarán su horrible olor.

Soobin se mantuvo lo más serena posible, aún intentado regular su respiración. Lo que dijo, la espanto. O una; él estaba realmente loco, o dos; decía la verdad. Y si lo era, estaba realmente acabada. La simple idea le dio escalofríos. "Jugar" "Otras" Todo era tan confuso para ella.

Cuando quiso alzar la mirada sentía los ojos del hombre sobre ella como dos estacas que le perforaban la piel. Optó por mantenerse en silencio. Eso el pelinegro lo tomó como una señal para seguir con su pequeña charla.

– Muñeca, alejate de ellas. Son asquerosas. Te ensuciarán y yo, tendré que matarlas si hueles a una cualquiera.– por fin le miró. Parecía perdido, como si hablará consigo mismo olvidándose de ella por completo.– Lo haré. Así que obedece muñeca.

Baby Don't Cry ➵ BTS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora