( ☔).pět.

135 19 3
                                    

Algunos sienten la lluvia, otros sólo se empapan .

וווו×

La información que Kuhle había obtenido por medio de Kou le había dejado un tanto aturdida y desorientada.

A pocas semanas de la ceremonia la chica había desaparecido. Tal vez por el nerviosismo que sentía y la presión de los preparativos. Después de unos días, un estruendo había sacudido toda la mansión Mukami, los lobos que rondaban en la época invernal atacaron la estructura y dejado con heridas penetrantes y graves a Ruki Mukami. Por un momento sintió la curiosidad si le habían quedado cicatrices al chico. Si tuviera la oportunidad de verlas, sería mejor. De próximo, el cuerpo de Yui había aparecido sin vida en la huerta de Yuma después de la recuperación de Ruki.

Para Kuhle era un rompecabezas. Pero faltaban piezas que ella estaba formulando en su cabeza. Jamás conoció nada de nadie, apenas llevaba unas horas en la mansión y ya trataba de descubrir qué había detrás de la tristeza y tensión que el lugar se cargaba.

Había vuelto a su habitación, al parecer el dolor no tuvo secuelas ni se volvió a presentar durante el trayecto. Tal vez quitarle la camisa a Kou no había sido la mejor manera de conseguir respuestas, pero era lo único que podía hacer de momento. A todo aquello, recordó a Ruki. Cuando dio el primer paso dentro de la mansión el frío que el joven desprendía hacía que sus huesos dolieran. Algo le susurraba en el interior de su cabeza que no era sólo físico, sino psicológico.

Se llevó un rato pensando en si realmente ir a la habitación del azabache, pero su pereza ganó, al igual que el miedo.

Se fue a la habitación que le habían asignado. Cerrando la puerta con segura en la perilla, comenzó a desvestirse hasta sólo quedar en bragas, buscó la camisa que usaba como pijama. Se metió a la cama, cubrió bien su cuerpo con las frazadas y cerró los ojos, dejando que el sonido de la tormenta próxima se llevara sus pensamientos y le permitiera dormir como no lo hacía en mucho tiempo.

Había alguien quién no descansaba para nada ante aquellos sonidos.

La lluvia era un recuerdo más que aquella chica de orbes rosas le había dejado a Ruki. Tal vez un diluvio limpiara sus pensamientos. Yui decía que la lluvia servía para abrir tu mente a nuevas ideas y el olor que dejaba era el resultado de tus nuevos horizontes.

Cerró el libro de su padre con fuerza y dejó que deslizara por la cama hasta el borde posterior donde casi caía. Kuhle nunca llegó.

Ruki salió de su habitación, pues los pasillos se habían callado de repente y no había ninguna presencia cerca.

Con la camisa a medio desabrochar y la corbata enredada en la palma de su mano caminó por los pasillos. Pensó en ir a la biblioteca pero omitió la idea, puesto que era uno más de los lugares más lúgubres de sus recuerdos. Sin pensarlo dos veces siguió andando hasta la habitación de la chica recién llegada. De alguna manera Yui y Kuhle eran parecidas, omitiendo que ambas eran rubias y parecían ser jóvenes de fe.

Cuando quiso abrir la puerta notó que tenía seguro. Se materializó del otro lado de la puerta y en cuanto su mirada cruzó con el cuerpo oculto tras las sábanas escuchó un sollozo, acompañado de que la lluvia se volviera más aguda y severa.

Se había dormido.

Y pensó que tal vez era momento de volver a ser un monstruo y buscar algo más allá de sus recuerdos.

Y sabía que Kuhle podría serle de gran ayuda.

»  D R I Z Z L E. [ mukami ruki ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora