(☔). dvanáct

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  No sé por qué, pero la lluvia entra en mi cabeza en el momento en que pienso en mi infancia .

וווו×

"Llegué a visitar su hogar como parte de mis planes cada semana, una casa pequeña en un pueblo habitado en su mayoría situado en la frontera de República Checa y Alemania, se llamaba Obathimia.

Norio me recibía como un amigo de siempre a pesar de su detesto hacia mi adicción al poder y veía cómo Kuhle nadaba entre libros, devorando uno tras otro, y en cada visita, me daba cuenta que los libros dejaban de tener dibujos y se volvían más gruesos y pesados.

Admiraba el trabajo que hacía Norio para pintarle un mundo medianamente bueno a su hija. A pesar de que sus creencias eran muy apartadas de la esperanza en la humanidad y que algún día las personas aprenderían a valorarse entre ellos, quería que Kuhle tuviera una perspectiva más positiva y humilde conforme fuera creciendo, pero por desgracia la niña siempre fue inteligente y hacía muchas preguntas a las cuales su padre no tenía respuesta.

Norio era un hombre trabajador, servicial e inteligente, maestro de literatura. Llegó a darle clases a uno de mis hijos, pero por desgracia no pudo transmitirle la pasión por los libros. Necesitaba que ese hombre hiciera algo más por mi hijo. Algo que yo no podía inculcarle.

Tuve la oportunidad de darles un nuevo hogar, e incluso vida cuando les ofrecí un hogar en el sur del Mundo de los Demonios. Claramente tú sabes que esa zona no era del todo segura, pero tampoco la pequeña familia Hwon era relevante para mí.

Mientras ellos se aclimataban a un estilo de vida diferente al usual las cosas se salieron de control y las peleas entre los clanes del Mundo de los Demonios fueron a parar una pequeña guerra, como bien sabes, porque si no es así, no sé de qué fue lo que te informaste desde tu rescate, Ruki.

La zona sur del Mundo de los Demonios fue la más afectada y terminó con la mayoría de seres que habitaban allí. Incluyendo a Norio y Kuhle. No fue casualidad que la muerte de Yui coincidiera. Intentaban ir en contra mía igualmente, por eso es que la mataron.

No podía dejar que mis planes se vinieran abajo por una simple pelea familiar, no les daría ese gusto, así que recurrí a Reiji.

Apenas le dije el plan de resucitar a Yui por medio de una antigua práctica espiritual se negó y dudó de que siguiera teniendo la cordura, pero terminó por acceder. No había pasado ni dos días desde la muerte de Yui, así que era fácil encontrar un turíbulo para depositar allí el alma de Eva, que seguía deambulando, pues su corazón ya no servía más.

Apenas pudimos tomarla, tuvimos que exhumar el cuerpo de Kuhle para comenzar a darle un cuerpo nuevo a Yui. Reiji y yo creíamos que ya no quedaba nada por hacer, pues el cuerpo de Kuhle seguía intacto con quemaduras y magulladuras, justo como la habían enterrado, pero su piel parecía volver a tomar su color claro y ya no se había quedado en uno pálido.

Reiji fue el primero en notar que sus latidos habían vuelto y tan pronto como lo descubrió tuvimos que volver al mundo humano. Con unas mentiras fue que accedieron a internarla en el hospital que apenas conseguimos.

Reiji parecía un tanto transtornado por lo que acababa de hacer: confiar en una tradición antigua e ir en contra de sus principios científicos, cosechar el alma de Eva, exhumar un cuerpo y mentir por Kuhle no pareció caerle nada bien. Siendo él me pareció extraño el impacto que tuvieron sus acciones, pero preferí no mencionarle nada.

Pasó la madrugada y él volvió a la mansión Sakamaki. Las noticias fueron positivas por parte del equipo médico y yo me dí cuenta que una antigua práctica espiritual podía ser la clave que mis planes necesitaban.

Fue complicado esperar dos años porque Kuhle despertara, pero finalmente lo hizo y fue duro explicarle ocultando la realidad de las cosas. Mi versión fue que solo ella puso salvarse de los bombardeos pero había quedado en coma y ahora se encontraba en el mundo humano.

Jamás la había visto llorar; nunca había visto a un humano llorar por largo periodos de tiempo, pero la imagen no me afectó en nada. Por primera vez desde la ví me llamó con respeto, ya no con el asqueroso sobrenombre de "Señor Conejo", pues cuando era una niña también era irreverente y con una breve reprimenda de Norio se dirigía hacia a mí por mi nombre y con culto.

Logré persuadirla para que no perdiera contacto conmigo, así que le ofrecí el trabajo de que fuera parte de mi limitado personal, aunque claro que tenía que ganarse sus puestos hasta llegar a uno considerable.

Dejé que viviera en mi castillo una temporada, mientras se acostumbraba a su nuevo estilo de vida. Llevé al límite su mente y su cuerpo para que fuera la indicada para cualquier tarea, hasta que cumplió los dieciocho y se mudó sola, no sin antes tener mi consentimiento.

Inició siendo tesorera para que su amor por las matemáticas tuviera algún fruto, después fue quien redactaba mis discursos y propuestas hasta llegar a lo que ahora es: mi mano derecha y, como sabrás, cuidadora en la mansión Mukami ".

( ... )

Eso de cuidadora había sacado a Ruki de contexto, pues no la había tomado como tal. Algo le decía al vampiro que no estaba allí solo para ser niñera de próximas novias que llegaran.

Sí decía que protegería a las novias de posibles situaciones que pusieran en riesgos sus vidas, ¿quién la protegería a ella?

Tal vez Kuhle no necesitaba un protector... sino Ruki y sus hermanos eran quienes realmente necesitan de uno... o una.

Ruki se deshizo de esa estúpida idea y cerró el libro de su padre de golpe, dejándolo sin mucha delicadeza a un lado de sí, sobre el asiento de piel de la limusina que lo llevaba de regreso a su hogar desde la lujosa residencia de su benefactor.

Lo que le faltaba... qué Kuhle tenía el alma de Yui. De su Eva.

Tenía que separarlas de alguna manera, pues después de que Karl Heinz terminara de decirle todo sobre la chica rubia que en ese momento debía de estar durmiendo, le había movido toda su estructura del plan para destruirla.

Ruki le dió la orden al chófer para que volviera a casa con su adorable esposa, sus hijos y un nieto, mientras él se las veía con rescatar algo de su escaso conocimiento en manejar un auto.

Dejando las llaves de la limusina en uno de los bolsillos de sus pantalones de vestir, subió a la habitación de Kuhle.

Esa noche, la fémina apenas podía disfrutar de una de las cosas que más amaba: dormir. En ese par de meses no había tenido un sueño prolongado ni tranquilo como aquella noche.

A Ruki casi le daba pena despertarla, pues Kuhle parecía una niña dormida. Tenía los dedos regordetes y cortos alrededor de las fundas de las almohadas, estaba boca abajo, con una pierna flexionada y la mejilla derecha contra la almohada.

Quitándole de encima el cobertor y revelando esa camisa deslavada de franela que cubrían sus caderas y redondas nalgas, Ruki jaló uno de los pies de la joven y esta gritó.

Con un movimiento ágil logró colocarle una mano en la boca para que guardaran silencio y ver sus ojos rojos llenos de lágrimas en un santiamén.

Kuhle pensó que sufriría de una violación allí mismo por eso al ver a Ruki muy cerca de ella y en especial de su rostro. Dando un chillido pataleó con fuerza, pero la mano libre de Ruki era lo suficientemente grande para atrapar sus tobillos. Ruki le susurró:

Tú y yo tenemos algo pendiente. Baja y métete en la limusina.

»  D R I Z Z L E. [ mukami ruki ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora