Pasé el resto de la semana estudiando. Creo que en mi vida estudié tanto y me desconecté de la sociedad. Estaba preparada para lo que viniese. Me sentía orgullosa de aquel esfuerzo. Me tiré a la cama y solté un gran suspiro. Era sábado por la noche. Miré mi móvil. En unos minutos sería mi cumpleaños. Me pregunté si era demasiado tarde para llamar a alguien. Sí, me había pasado todos los días anteriores conteniéndome de llamar a Zayn. ¿Por qué? Ni idea. Simplemente sentía que no era el momento, que era pronto. O quizás para comprobar cuanto podía esperar. Pero en ese momento sentía que quería escucharlo. A la vez, algo de inseguridad se apoderaba de mí. Miré fijamente la pantalla del móvil con el botón para llamar a Zayn. Finalmente lo presioné. Un tono … dos …
-¿Diga?
-Contuve la respiración. Oh Dios, ¿qué me pasa?
-Hola.
-¿_____?
-Esa soy yo – sonreí – ¿te desperté?
-No. Suelo dormir tarde.
-¿Qué hacías?
-Revisar unas fotos … contesté sin mirar la pantalla, por eso estaba despistado.
-Ah … ¿son fotos de tu trabajo?
-Hmm
-Me gustaría verlas un día – dije sin pensar.
-Un día de estos te las enseñaré – sonó alegre – ¿tú que hacías?
-Acabo de terminar de estudiar … por hoy.
-Date un descanso.
-Ya lo estoy haciendo – sonreí.
-Has tardado cinco días en llamar.
-¿Eso es tarde o temprano?
-Mas bien tarde – sonó burlón – pero ya no importa.
-Te dije que estaría ocupada – le recordé.
-Lo sé – pasaron unos segundos hasta que volvió a hablar – Acaban de dar las doce en punto. Feliz cumpleaños.
-Oh. Te has acordado – me sorprendí.
-Pues claro – rió tras el auricular.
-Gracias – suspiré.
-¿Pasa algo?
-Creo que te llamé para esto, para no recibir sola los dieciocho años … soy tonta.
-¿Por qué? Esto no es malo. A mí me gusta que hayas llamado – no dije nada. No sabía que decir – No estás sola – dijo al cabo de los segundos.
Unas lágrimas bordearon mis ojos y se me formó un nudo en la garganta. Mierda. No. No iba a llorar. Menos en mi cumpleaños.
-¿_____?
-Sigo aquí – musité tratando de aclarar mi garganta.
-¿Estás llorando? - se preocupó.
-¡No! No, estoy bien. No te molesto más – me excusé para terminar la llamada – Buenas noches Zayn.
-Buenas noches preciosa.
Tiré el móvil a un lado. ¿Por qué me había sentado tan mal aquello? ¿Me sentía sola? Recordé mi decimoséptimo cumpleaños sin poder remediarlo.
Ally y Marcy pasaron la noche en mi casa. Me cantaron cuando dieron las doce, pasamos horas hablando hasta que nos dormimos. A la mañana siguiente salimos de compras. Al medio día estuve con mi familia. Y por la noche me encontré con … Justin. Fue un día perfecto.