Capítulo 39: Esto Es Demasiado Para Mí

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Tomando mi mano una vez más, caminamos juntos hasta el ascensor. Miré a Justin de reojo. Pensé que él estaba sonriendo más que en toda su vida. Adoraba las sensaciones que me transmitía verlo así. Incliné mi cabeza hasta reposarla sobre su brazo mientras esperábamos a llegar a la cuarta planta. Inesperadamente, Justin se agachó y pasó su brazo por debajo de mis rodillas al tiempo que sujetaba mi espalda para elevarme y llevarme a la habitación. Di un pequeño chillido cuando no sentí el suelo bajo mis pies, pero después sentí una gran gratitud y acomodé mi cara sobre su pecho.

Caminó a paso firme y sentí que empezaba a adormilarme en sus brazos.

-Nena, coge las tarjetas de mi bolsillo – susurró en mi oído.

Tanteé mi mano por su pantalón hasta encontrar el sobre con las tarjetas. Saqué una y abrí la puerta de la habitación a la que nos había llevado. En cuanto metí la tarjeta en otro interruptor se encendieron las luces. Justin me dejó en el suelo con delicadeza.

En el centro del dormitorio había una cama doble con dosel y sábanas blancas. Los muebles eran de color nogal. Había un amplio espejo sobre un tocador pegado a la pared. Frente a la cama había un sofá de color canela. Una televisión en una esquina y un armario en la otra. La otra pared era entera una cristalera que dejaba ver el espeso bosque. Sobre él se alzaba una brillante luna creciente.

-¿Qué vas a hacer conmigo, Justin?

-Lo que tú quieras que haga – contestó al cabo de pensarlo unos instantes – ¿qué quieres que pase, ____? – Justin lo dijo sereno. Sin embargo alcanzó a besar mi cuello delicadamente.

-No quiero arrepentirme de lo que haga – respondí – No quiero que …

-Ssh – me calló – No pasará nada. No te agobies y ponte cómoda.

Justin pasó por mi lado y fue a sentarse sobre el sofá para quitarse las zapatillas. Yo me senté en el filo del colchón. Tirando los tacones al otro lado del dormitorio me tiré hacia atrás en la cama dejando reposar todo mi cuerpo. Ese día, Justin se estaba portando como nunca, y le salía solo y sin esfuerzo. Estaba muy sorprendida con él. 

-Hoy has sido todo un caballero – comenté con los ojos cerrados.

-Puedo serlo más a menudo – rió.

-También me gusta que seas un chico malo. Te hace … muy atractivo – reconocí.

-¿Y qué me hace ser un caballero? – bromeó.

-Te hace ver más tierno – abrí un ojo para echarle un vistazo. Acababa de fruncir el ceño – Nunca has pensado en ti como un chico dulce y sensible – reflexioné en voz alta.

-No lo soy – atajó.

-Lo eres – lo corregí – conmigo lo eres. Me encanta esta combinación de Justin Bieber – torcí mis labios – Ven aquí – di un golpe sobre la cama para que se tumbara conmigo.

A medida que caminó hacia mí se deshizo de su camiseta. Pura fibra muscular y marcados pectorales. Cuando se puso a mi lado percibí su varonil aroma. Seductor era la palabra que lo definía. Lo miré arqueando una ceja.

-¿Qué? ¿Tú no te vas a quitar la ropa? – se defendió.

-No contigo aquí – sonreí cerrando los ojos. Me pesaba todo.

-Aún recuerdo tu cuerpo a la perfección – siseó.

-Sufre por no poder tocarlo – me burlé.

-Eso hago – bufó con un toque de humor.

-Me meteré en la cama y me quitaré la ropa bajo las sábanas – dije soñolienta.

-Eres demasiado complicada – sentí su peso sobre el colchón desaparecer y después sus dedos en mi pantalón – colabora – rogó.

Behind My Steps (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora