Capítulo 31: Ni Yo Sé Lo Que Quiero

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Justin corrió tras de mí y yo salté hasta quedar detrás del sofá. Justin volvió a correr tras de mí y me fui al otro lado del sofá. En lo que parecía una rendición por su cara, me traicionó. Saltó por encima del sofá. Chillé en sorpresa y me cogió por la cintura elevándome del suelo. 

Encogí las piernas doblando las rodillas. Chillando y riendo a turnos.

-Ay, nena … vas a pensártelo dos veces antes volver a tirarme una bebida a la cara a partir de ahora – dijo con su voz ronca.

Justin entró en el cuarto de baño y me metió en la ducha abriendo el agua fría. Me sujetó bajo el chorro durante varios segundos mientras me encogía. Sin embargo, no podía parar de reír.

Me giré y contemplé sus cálidos ojos mieles. Parecían caramelo derretido, dulces en el fondo aunque en ese momento estuviera más bien enfadado.

El agua seguía discurriendo y la camisa de Justin se pegó a mi cuerpo dejando notar mi desnudez. Enrosqué mis brazos en su cuello y tiré de él hacia mí logrando que se mojara conmigo.

Sus labios se enredaron con los míos. Delineó el contorno de mis labios con la punta de su lengua. Agarrando el cabello de su nuca profundicé mi boca en la suya. Rocé sus perfectos dientes.

De repente el agua fría era una bendición ante el fuego que acabábamos de despertar.

Justin me empujó contra la pared agarrando mis manos y colocándolas a cada lado de mi cabeza. Su boca cayó a besar mi mandíbula.

Sentí su erección rozar mi entrepierna. Abrí los ojos en alerta. Esa era la señal de “stop”.

Me deslicé hacia abajo y salí de la prisión de sus brazos.

Salí de la ducha y lo miré, estaba confundido.

-Te dije que me encanta dejarte impotente y frustrado. Yo de ti escucharía mejor mis comentarios – le guiñé el ojo y salí corriendo.

-¡Te vas a enterar!

En el cuarto de Justin me subí encima de la cama y empecé a saltar en ella como una niña. Justin se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta para mirarme.

-¿Eres consciente de lo sexy que se ve esto? - se rió.

Miré hacia abajo. Había olvidado que se me veía todo. Cuando levanté la vista él ya había llegado a la cama y me cogió de los pies haciéndome caer.

-¡Ay!

-Quejica – masculló poniéndose sobre mí con una rodilla a cada lado de mi cadera.

-¡Quítate de encima! - lo empujé.

-Nena, si pones resistencia me vas a poner más caliente – se burló.

Me quedé quieta mirándolo a los ojos. Este chico estaba loco. De un momento a otro era borde, después tierno, después caliente, después protector y cuando menos te lo esperabas agresivo.

-¿Qué pasa?

-Es difícil seguir el ritmo de tus emociones – me expliqué.

-Me encanta hacerte reír, ¿lo sabes?

Incliné el cuello estudiando su rostro y escuchando el eco de esa última frase. En una época anterior, él y yo teníamos nuestros momentos divertidos, pero nunca me reí tanto como en ese día con él. Todo con él eran situaciones tensas y peligrosas salvo cuando estábamos en la cama.

-Tú ríes menos que yo …

-No soy un chico con mucho sentido del humor – se inclinó y agarró mis manos – tú al parecer tienes mucho ahora – presionó un suave beso sobre mi boca.

Behind My Steps (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora