VOLVERÉ

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*Castillo Chiba— Escocia 1737*

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*Castillo Chiba— Escocia 1737*

En lo más alto de una montaña se encontraba imponente un castillo, rodeado de árboles llenos de nieve hasta sus copas, un hermoso lago era la vista. Dentro de este se encontraba un impaciente muchacho por su inminente salida hacia lo que él llamaba "Honor", después de un largo invierno, claro, que la nieve aún no se había derretido, habían pocas nevadas, era por eso que el Lord Armando Chiba, un gallardo hombre de postura firme, mirada temeraria y un noble corazón, había decidido hacer un viaje de cuatro días hacia el castillo de su mejor amigo, el motivo de su viaje era precisamente ese pequeño muchacho de ojos azules que observaba impaciente el carruaje que los conduciría a través de las montañas.

—Cariño aun sigues creyendo que Mamoru está listo—observo la preocupación y el infinito amor en la mirada de su esposa.

—Querida, Mamoru está en la edad justa, es hora de que sea entrenado como un caballero—le hablo tiernamente a la mujer frente a el—Mamoru es un muchacho noble y valiente, veraz que cuando el regrese será todo un joven fuerte y preparado para defender a Escocia y la tierra que su padre ha ganado para él y su descendencia.

—Sé que tienes razón—miro a su hijo, ante sus ojos ella lo veía como un niño pequeño aquel niño que corría asustado hacia ella, cuando los rayos de una tormenta iluminaban las cumbres escocesas, pero ahora él era un joven de catorce años dispuesto a servir a la corona— Tienes razón, Mamoru estará bien—acepto— Mamoru había servido y entrenado con su padre desde la edad de siete años, con el pasar de los años su mismo padre a la edad de doce años lo había convertido en escudero. Pero ahora él estaba listo para un entrenamiento más arduo, en Edimburgo junto a los mejores caballeros del reino.

Su padre tenía la certeza absoluta de que su hijo seria respetado y valorado por el rey.

Edimburgo ahora era la morada del rey y sabía perfectamente que arduos días de batalla esperaban a su hijo, pero él no se preocupaba su hijo ya tenía un motivo para volver siempre, observo a su esposa, una mujer fuerte, hermosa y delicada, ella había sido su motivo para volver siempre de sus sangrientas batallas, ahora su hijo también tiene su motivo.

Emprendieron su largo viaje a través de valles y montañas, el viaje era largo, Escocia era un país hecho por los mismos dioses, su padre le había dicho que los dioses forjaron a Escocia, con tal esmero para que se pareciera a su mismo hogar—Es cierto—pensó, su tierra, eran valles, lagos, ríos, quebradas dignos de cualquier leyenda y cuentos de hadas.

Observo un claro en el cielo que mostraba un celeste intenso anunciando la pronta llegada de la primavera, pero él no pensaba en eso, él pensaba en aquella niña que lo había encantado, aquella niña con cabellos de rayos de sol y mirada de cielo, un cielo que siempre anunciaría un sentimiento cálido y dulce en su corazón, sin notarlo una leve sonrisa se deslizo en sus labios, recordando el día que la había visto por primera vez.

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