JUNTOS

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*Escocia 1744— Castillo Tzukino*

Muchos habían sido los inviernos que ella había esperado en aquella torre, observando fervientemente hacia el horizonte con la firme esperanza de verlo llegar, poco le había importado las palabras de su hermana, o del mismo Malaquite, ella no se movería de allí así tuviese que esperarlo el resto de su vida ella lo haría.

— ¿Vas a llegar? ¿Lo harás, verdad Mamoru? Aunque ya no seas para mi tienes que regresar—sus palabras eran absorbidas por el frio aire de invierno, así como sus lágrimas—No importa lo que los demás quieran, no me importa lo que ellos digan—cerro su mano contra su pecho presionando aquel zafiro que le recordaba su mirada, aquella mirada que cada noche imaginaba en sus sueños.

—Usagi—Minako como siempre era la encargada de estar a su lado, le sonrió sinceramente al ver su abultado vientre, Minako cargaba orgullosa en su vientre el fruto de su amor entre ella y Malaquite.

—Tuviste mucha suerte—susurro acariciando su vientre—mi hermano volvió sano y salvo para amarte y hacerte feliz—sus lágrimas caían libres por sus rosadas mejillas—tienes dentro de ti la prueba de que él te ama, la prueba de que su amor es verdadero...en cambio yo...—

"Solo tengo el recuerdo de su sonrisa joven y de su mirada"

Quiso decir esas palabras.

Minako arreglo su vestido, guiándola hacia la ventana.

—Lo siento, se cuanto lo amas y cuanto le has esperado Usagi, estoy segura de que él te amaba también, pero no puedes seguir así y menos ahora—Usagi miro sus ropas, no muy contenta— Sabes que no tienes que hacerlo, sabes también que nuestro padre, lord Armando y Malaquite están dispuestos a todo por ti.

Usagi cerró sus ojos y lo pensó por un momento, su decisión era difícil, lo era.

—No voy a poner en riesgo la vida de nuestro padre, él fue un hombre de batallas en su tiempo, Lord Armando también, pero ahora ya no cuenta con la misma gallardía y fuerza de su juventud, no dudarían en una batalla—cerro sus ojos con fuerza recordando la amenaza de Diamante.

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— ¡Esto es absurdo, he sido paciente contigo mi lady, pero mi paciencia ha llegado a su límite!

La caballerosidad con la que el príncipe Black se había presentado ante ella hace algunos años atrás había desaparecido, en cuanto la corona de su difunto padre había sido puesta en su cabeza.

Hace tres años atrás él había llegado con una carta en sus manos, una carta de su amor, una carta de Mamoru, donde le decía que pronto volvería, que la vería en el verano siguiente y pediría su mano, una carta donde le declaraba su amor con palabras dulces y sinceras, aquella carta que hace tres años atrás guarda con profundo amor.

—Nunca le pedí o alenté su espera por mí, mi señor—hablaba tratando de esconder su temor—al contrario siempre fui sincera con mis sentimientos, recibí cada una de sus cartas, pero lo hice con la pura intensión de no ofenderlo.

— ¡Eres tan necia!—la ira en esencia emanaba de la voz del nuevo rey de Escocia— ¡te dije que yo mismo lo vi morir!—ella negó.

—Entonces porque no lo trajo conmigo—no quería llorar.

—Eso es una locura, Usagi, era una guerra, no tienes ni idea de cuantos cuerpos quedaron atrás... ¡entiende de una vez, él está muerto!—golpeo la mesa del solar con rabia, el sonido hizo que su piel se erizara por el temor.

Nuestro DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora