Dicen que dos almas gemelas se pueden encontrar, sin importar el tiempo, sin importar los años.
Dicen que el amor verdadero perdura eternamente.
Dicen que siempre encuentras a tu alma gemela, tus ojos no lo reconocen, pero tu alma y tu corazón si.
D...
LA HISTORIA ES COMPLETAMENTE INEDITA PERO LOS PERSONAJES SON DE LA MARAVILLOSA NAOKO TAKEUCHI
CAPITULO 20
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Una carcajada fuerte me saca de mi letargo, siento la espalda fría y raramente siento que hay un peso sobre mí que no me deja estar cómoda.
—Te dije que la nieve se estaba cristalizando.
«Esa voz»
—Eres necia princesa...pero claro quien contigo ¿verdad?
Su voz es divertida y juraría que está sonriendo.
— ¿Vas a abrir los ojos o te quedaras allí?
Dos manos se posan en mis hombros ayudando a moverme.
—Ven aquí princesa.
El calor que emana su cuerpo es reconfortante, me habla con delicadeza.
«Darien»
Abro los ojos de inmediato y la fuerte luz del sol me ciega, levanto mi mano para que me sirva de visera.
Mis ojos se acostumbran a la luz y al abrirlos lo primero que veo son un par de botas negras que parecen de montar, un par de muslos que bajo ese pantalón color burdeos se ven muy fuertes, recorro su torso encontrándome con un pecho imponente que asoma debajo de una camisa blanca...pero lo que me extraña es que la camisa no tiene botones si no... ¿Una cuerda de lino que la sostiene como pasadores?
Sigo el camino hacia arriba donde unos labios gruesos y carnosos se curvan en una sonrisa coqueta, su raíz tiene una pequeña cicatriz que lo hace verse sexy, pero lo que paraliza mi corazón no es todo lo que he visto hasta ahora sino...Esos enormes zafiros azules que me miran fijamente con adoración.
—Si sigues mirándome así te llevare a nuestra alcoba. —su sonrisa se amplía más—ven aquí la nieve está muy fría y no quiero que te enfermes, ya hemos pasado por mucho como para que te enfermes por algo así ¿no crees?
Mi lengua no conecta con mi cerebro, no encuentro las palabras que necesito.
«Darien» Solo en su nombre puedo pensar.
No puedo dejar de mirarlo, poniéndonos de pie su mirada se torna cariñosa mientras sus manos se enredan en mis caderas.
—Se ve usted hermosa bajo este sol de invierno señora Chiba.
Levanto mi mano insegura queriendo sentir el tacto de su cabello, el mismo que por cierto es mucho más largo casi a la altura de sus hombros. El inclina su rostro ante mi tacto, presionándome más contra sí.
Él es tan... « ¡Espera!» abro los ojos desmesuradamente.
—Di...dijiste que me veo hermosa. —detengo mi respiración esperando su respuesta.
