VIVIENDO UN POCO DE AMOR

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LA HISTORIA ES COMPLETAMENTE INEDITA PERO LOS PERSONAJES SON DE LA MARAVILLOSA NAOKO TAKEUCHI

CAPÍTULO 17

CAPÍTULO 17

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*Serena*

— ¿Mi niña estás segura de que estás haciendo lo correcto?—resoplo alejando de mi rostro un par de mechones de mi cara, Diana me mira de manera significativa, camino hacia ella, la abrazo y ella hace lo mismo.

—Espera a que lo conozcas Diana—una enorme sonrisa se cuela en mi rostro.

—Debo decir que nunca antes te vi sonreír así. —dejo un sonoro beso en su cara llena de pequeñas arrugas.

—Te aseguro que soy feliz Dianita, estoy segura de que lo amo y aún más segura de que el siente lo mismo.

—Ese joven ya empezó a caerme muy bien—Helios llama nuestra atención—Si sigues sonriendo así es porque él es bueno. —Sacude sus manos en su overol de jardinero mientras deja un beso en la cabeza de su esposa. —Diana, deja de preocuparte, dime ¿alguna vez has visto a nuestra niña tan sonriente?

—No, hace mucho que no la veía así—acepto Diana.

—Bien, entonces hay que seguir moviendo estas cosas, ese muchacho llega en dos días y quiero que todo esté listo para poder conocerlo.

Diana asintió, mientras seguía moviendo jarrones de una de las mesas esquineras de la casa.

Empuje el mueble un poco más para que quedara tal como quería, pegue un vistazo alrededor y quede satisfecha al ver que todo estaba como deseaba, sabia de sobra que Darien necesitaba adaptarse a mi casa...no, nuestra casa.

He movido mesas, muebles, repisas, floreros y todas las cosas que puedan estorbarle, siempre me percaté de que en el castillo a pesar de ser un lugar tan inmenso todo está arreglado de manera que nada moleste el paso de Darien, aunque él conoce ese lugar de memoria, Mal, Lita y Andrew se encargan de que todo sea más fácil para él y eso lo que quiero hacer para el también.

Saco del armario un juego de sabanas color turquesa, observo mi cama...niego un par de veces más.

—Nuestra cama, nuestra habitación...—un gritito emocionado brota de mi pecho—Dios...haz que todo funcione.

...

El teléfono vibra en mi bolsillo mientras una esencia de color rosa se desliza por el tubo de ensayo en mi mano, lo dejo vibrar ya se quien llama y no pienso contestar bajo ninguna circunstancia.

—Bien, debo suponer que me has declarado la ley del hielo ¿puedo saber porque?—el tono de su voz contiene una gota de culpabilidad.

—Si necesitas el saber el porqué de mi silencio es que todavía no te das cuenta del error que cometiste—lo miro enojada—o no sabes ¿Qué?—dejo el tubo de ensayo a un lado mientras me quito las gafas de protección—mejor debería agradecerte por lo que hiciste, no voy a negarte que gracias a lo que hiciste los planes en mi vida han salido mejor de lo que alguna vez creí.

Nuestro DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora