Cigarrillos y ceniceros de dolor

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Era uno de esos días,en los que todo parece no funcionar, en los que la tristeza, el dolor y el enojo se apoderan de tu ser y te consumen.

Me senté fuera de casa, el cielo estaba impresionante. Me sentí, de alguna manera demasiado diminuta. Fije la mirada hacia arriba, me recosté y saque un cigarrillo, lo fume y sentí, como todo el cuerpo se relajaba, de pronto empecé a llorar..

Fume uno, Fume dos, Fume tres.

Entendí que el humo es la sensación de olores y sabores que tan solo se vuelve ceniza, es el único testigo de los laberintos por los que cruza un destino.

Nos acompaña en la travesía de nuestra vida, de pronto nos surge el deseo imparable de escribir acompañados del humo; y esa quizás, sea la única manera de hablar íntimamente.

Fume cuatro, Fume cinco, Fume seis.

Unos fumamos para que el dolor no nos consuma de forma definitiva.. ese día termine con un puñado de cenizas.

Ese día termine con un cenicero lleno de dolor...


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