ventana al infinito

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Me encontraba sentada en una de esas sillas con cuero y textura, color rojo;
en la esquina de nuestra habitación,
tengo de frente una de esas ventanas
al infinito.

Con fondo, el mar, un atardecer en pleno noviembre o una madrugada; no sé bien qué era, sólo la recuerdo a ella.

Estaba desnuda para mí,
la contemplaba completa.

-ojala te vieras con mis ojos-
pensaba.

Se formaba su perfecta silueta
entre la luz de aquella ventana
se veían sus pechos perfectos,
redondos y muy bien marcados
su cadera de fuego
-se movía brutalmente-
y su culo, pf,
no se compara con nada.

Había música de fondo
no sé si era la más sensual o demasiado romántica.

Ella bailaba para mí,
era completamente mía.
Era el momento más íntimo,
más nuestro.

No decíamos nada
yo solo disfrutaba
verla moverse
-me provocaba-
sí que lo hacía.

Ella sabía que en el momento
que me dijese -ven-
yo no lo dudaría.

No lo recuerdo todo,
solo la recuerdo a ella
siendo la protagonista
de mi sueño entero.

Memorias Para ContarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora