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'Justin jamás podrá ser salvado, el morirá en la oscuridad'.


Maratón 1/? 

Emma estaba atada de manos y pies en una silla, enfrente de ella estaba una gran pantalla. Las palabras del chico se repetían una y otra vez en su cabeza. 'Voy a contarte algunas muertes en las qué Justin Bieber ha participado'. Eso la asustaba de todas las formas posibles. ¿Cuántas personas ha matado Justin? Se preguntó. ¿Dónde estará las familias de esas personas? ¿El FBI? ¿Acaso han investigado sobre eso?

Interrumpiendo sus pensamientos, la gran pantalla se encendió. Emma miraba atenta, luego de unos segundos apareció un nombre y una foto.

'Garreth Geals'. Luego de eso, un vídeo. Dónde se veía claramente a Justin disparando una bala en su cabeza, al escuchar el sonido Emma pegó un brinco de horror. Y así hizo durante los otros 3 vídeos más, todos hombres, y Justin terminando con sus vidas, y luego yéndose cómo si nada.

— ¿Ves? Tu adorable Justin no es cómo tu piensas. — La voz de hace algunas horas, entro al lugar. — ¿Ya se bajo del altar qué le hiciste? — Río. Apagó la pantalla y encendió las luces. Fue cuándo Em se dio cuenta qué no estaba en un lugar cualquiera, era algo parecido a un sótano, un almacén. — Y todavía faltan muchísimas más. — Quito la pañoleta de su boca, accediendo a qué Emma hablará. — ¿Acaso no le has preguntado cuántas veces ha matado?

— ¿Acaso eso es un tema de conversación divina? 

— Hay una en especial. Una qué te dejará sin habla, y querrás alejarte de Justin tanto cómo puedas. — Otra vez, la curiosidad de Emma se hizo presente, y quiso preguntar de qué se trataba. — No te diré. Pero estoy casi seguro qué Justin lo hará pronto, y cuándo lo haga recuerda mis palabras. Justin jamás podrá ser salvado, él morirá en su oscuridad.

Colocando de nuevo la pañoleta en la boca de Emma, el chico salió y segundos más tarde llegaron otros más desatando a Emma, de nuevo tenía la venda en los ojos, caminando junto con ellos hacía el coche, la subieron lentamente para qué no ocasionará algún golpe, y la dejaron tirada en un callejón cerca de un restaurant italiano.

...

Justin Bieber..

— ¿Ya vas a decirme porqué estás tan tenso? — Pedí otro trago de vodka, ya perdiendo la cuenta realmente de cuantos llevaba.

— No es nada, Wen. — La mujer qué atendía este bar era cómo una segunda madre para mí, sólo que está sí me dejaba ahogarme en alcohol.

Incline mí cabeza hacía atrás tomando del trago, el cuál hizo qué la garganta me picara, pero ya estaba acostumbrado.

— No me vengas con mentiras Justin, yo no me las trago. — Suspire con cansancio un par de veces antes de hablar.

— Es una chica. — Al decir eso, me maldije a mí mismo. Jamás había tenido problemas de chicas, sólo una vez, y fue con Rose..  Siempre qué pensaba en su nombre un escalofrió recorría mí cuerpo.

— ¿Alguna llamada Emma Reed? — Fruncí el ceño casi cayéndome del asiento al escuchar su nombre.

— ¿Cómo sabes eso?

— Ryan me lo dijo. Vino hace un par de noches, teniendo el mismo problema qué tú, Jessica. Y se le escapó algo de información.

— ¿Ryan lloriqueando por Jessie? ¿Cuándo no?

— ¿Sabes? Sí de algo he aprendido en mis 58 años es nunca darle la espalda a alguien sin antes pedir una explicación. — Wen limpiaba los vasos llenos de alcohol de sus otros clientes. — Tal vez Jessie merece qué ustedes dos la escuchen. ¿Le has dado el beneficio de la duda? ¿La oportunidad de contar su punto de vista? Claro qué no. Justin, cariño — Poso su mano en mí hombro dedicándole una mirada dulce.

It had to be you | jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora