2. Un giro de 180 grados.

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Lo primero que vieron mis ojos al abrirlos fue el techo color blanco de la habitación en la que había estado hace un momento.

—No fue un sueño —estaba asustada.

Me senté en el sofá y metí mis dedos entre mis cabellos. Cuando situé mi vista en la pantalla, se miraban a los chicos despidiéndose y agradeciendo a la gente por haber asistido. No podía ser posible, ¿Me dormí todo el concierto? ¿Me lo perdí? Hice un mohín y mis ojos observaron a Jung Kook a través de aquel aparato.

Lo menos que quería, era que Jung Kook pensara que era una rara, maniática llena de hormonas por él. Digo, es verdad que miles de veces mi subconsciente quiere imaginarlo sin ropa, y ¿Quién no quiere eso? Dudo ser la única. Pero, no deseaba que él lo supiera, una chica debe tener sus secretos.

Despues de todo, Jeon Jung Kook, era mi chico favorito del grupo. Me gustaban todos, pero él en especial, era más lindo, tierno y su sonrisa era preciosa, al menos en mi opinión, era como mi chico perfecto.

Aun no podía creer que lo haya conocido, y yo, tuve que decir esas cosas. ¡No! Removí mis cabellos con las manos sin poder aun creerlo. Sentí un ligero dolor y fue que me di cuenta, que llevaba vendas en ellas. ¿Para eso me había traído aquí?

Tenía que irme, me levante y tome mi mochila. Me di cuenta de que en la mesa de cristal estaba un platito con un par de galletas, un vaso con agua y una pastilla sobre una servilleta. Y por último una nota.

Toma ese analgésico, te ayudara si aún tienes dolor. Por favor espera.

Estaba firmada por Jung Kook. ¡Hay Dios mío! Tengo su autógrafo. Sacudí la cabeza para volver a situarme aquí y evitar irme a mi mundo de yupi por la felicidad que tenía.

Saque un bolígrafo de mi mochila y tome la servilleta que estaba de debajo de la pastilla, no, sin antes tomármela.

Muchas gracias por todo. Artwork.

Lo pensé mucho, antes de firmar con mi nombre gamer, no me gustaba mi nombre real (como a la mayoría de las chicas).

Me encamine a la puerta dejando la servilleta sobre la mesa. Guardando como un tesoro la pequeña nota que me había dejado.

Al abrir la puerta me encontré con unos familiares ojos marrones. Jung Kook me miraba con una ceja arqueada. Me hice hacia atrás y me agaché evitando verle. Tenía mucha vergüenza. Él entro y cerró la puerta.

—¿Ya te vas? — aún seguía sin mirarle.

—Eh sí. Gracias por todo — jugaba con mis dedos.

Él comenzó a caminar hacia mí, se detuvo en frente trayendo consigo una pequeña ráfaga de viento, mezclado con su rico aroma. Se inclinó y deje de respirar. Me atreví a levantar mi rostro para verle.

Jung Kook tomo la servilleta que había dejado en la mesa.

—¿Artwork? — parecía que estaba pensando detenidamente —¿Dónde lo he escuchado antes? — ¿Me lo estaba preguntando? ¿O se lo preguntaba él mismo?

—Si. Bueno. Gracias. —estaba muy nerviosa.

Despues de saber que no era un sueño, no sabía cómo actuar. ¿Como se supone que se debe actuar frente a tu cantante favorito? Y todavía estaba eso que dije "¿Por qué tienes ropa?" ¡Madre mía! Di un golpe a mi cabeza. Él me miro como divertido. Seguro que piensa ¿Qué le pasa a esta loca? Sin embargo, el situó sus iris en mis manos vendadas.

—¿Te duelen mucho? — frunció el ceño —Mientras cantábamos, pude ver como una chica te empujo. No sé, no podía dejarlo así — se encogió de hombros, dándole un aire inocente. Mi corazón se aceleró.

—Estoy bien. Muchas gracias —sonreí tímida mientras miraba mis manos también.

Vaya, si me ponía a ver desde otro punto de vista, todo este terrible día me trajo a este final. No fue un mal día despues de todo.

—Creo que ya se dónde lo vi — exclamó llevando la mano a su barbilla.

¿Sera posible que supiera quién era? Sabía que él también estaba en ese juego. Además de que yo era una de las mejores ahí.

Le mire intensamente, me sentía tan dichosa de tenerlo aquí, frente a mí, como si hubiera salvado una nación en mi vida pasada para merecer este regalo. Sonreí inconsciente mientras lo observaba embobada, era perfecto, tan bello, hermoso.

Él encontró su mirada con la mía, sentí nuevamente aquel hormigueo en mi cuerpo, comenzando desde mis manos, recorriendo todo para terminar convirtiéndose en miles de mariposas en mi estómago, al ver, como se curvaban sus labios mostrando sus dientes. Se agachó tímido sonrojado.

—¿Por qué me miras así? —cuestionó con sus mejillas aun coloreadas.

—¿Ah? —me agaché inmediatamente sonrojada también al darme cuenta —Perdón—

—No, está bien. Es solo que me veías impresionada, como si fuera un paisaje o algo así—

Algo aún más hermoso diría yo. Volví a mirarlo y suspiré sin querer. Me entraron ganas de tocar su pecho ¿Sería tan firme como se ve? ¡Lo voy a averiguar! ¡NO! Deja que pensar en eso, deja de pensar en eso, deja de pensar en eso. Sacudí la cabeza vigorosamente para recuperarme.

—Perdón, perdón— dije, él me sonrió con ganas.

—¿Vives cerca de aquí? —

Recordé el tiempo. ¿Alcanzaré a tomar el ultimo autobús?

—No. Debería irme ya— a pesar de decir esas palabras, no me moví ni un centímetro, quería alargar lo más que podía este encuentro fortuito.

—Está bien — pude notar un atisbo de tristeza. ¿Sera solo mi imaginación? Seguro que sí.

Este día fue completamente alocado. Creo que todos los sentimientos pasaron por mí. Al menos el final fue increíble.

—Muchas gracias — susurré.

—Nos veremos después — más que una afirmación, parecía una pregunta.

—Iré a su próximo concierto — no sé cómo, pero, le guiñe el ojo.

Sali de ahí como si fuera el último lugar en la tierra donde existiera aire. Antes de cerrar la puerta me gire y le dedique la mejor de mis sonrisas, él entreabrió sus labios como si quisiera decirme algo. Al final me sonrió también. Acomodé mis lentes y me fui.


Similares a Nuestra Manera (JungKook y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora