10. Debo ser la más afortunada.

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—¿Cómo que no tienes la mayoría de edad? ¿Cuándo la cumples? — cruzó los brazos.

—¿Por qué te pones así? En este año la cumplo —estaba sentada, como niña regañada.

—Pues porque — coloco sus dedos índices sobre sus sienes —Yo quería dar a conocer que estamos saliendo.

—¿Lo estamos? — sonreí como una tonta.

—Bueno. Iba a pedírselo.

—¿Ibas? — me agaché haciendo puchero.

—Si. Porque ahora probablemente iré a la cárcel —dijo angustiado.

—Estas exagerando — mordí mi labio para no reír.

—Es que sí. Estoy en la casa de una menor. Cualquier cosa podría pasar — tapó su boca con su mano —¿No me dijiste que vas a la universidad?

—Así es.

—¿Acabas de entrar?

—No.

—¿Entonces?

—Bueno. No sé si lo has notado, pero soy una persona muy inteligente. Me salté un par de grados — acarició su barbilla pensando.

—¿Qué hay de tu padre?

—No hay nada que decir — me encogí de hombros y caminé hacia la cocina. Él tomo mi brazo deteniéndome —Esta bien, pues eso que ya sabes. Es uno de los inversionistas.

—¿Y cuando pensabas decírmelo?

—Lo estoy haciendo ahora.

—Haber, entonces ¿Qué eres adinerada?

—Yo no. Mis padres.

—Pero, tus padres están muertos.

—Yo no voy a seguir sus pasos, no quiero —resoplé —A mí me llama la atención la programación, los videojuegos, el internet, los circuitos. Por eso estoy estudiando eso.

—¿Y qué hay de tu herencia.

—Kookie por favor —nunca me había gustado hablar de eso. Cuando los abogados venían para hablar conmigo, siempre los había evitado —Pueden hacer lo que quieran con eso.

—Pero es tuyo —susurró al darse cuenta de mi cambio de humor —Podríamos estar mucho tiempo juntos, si decidieras trabajar ahí — se sentó en el sofá.

No lo había pensado de esa manera. Estar más tiempo a su lado, por el solo hecho de formar parte de la directiva. Aún estoy a tiempo de cambiar mi carrera, pero ¿Qué hay de mis sueños? Estar con él es algo muy importante para mí, pero también lo son mis sueños. No quiero arrepentirme de nada una vez que haya crecido.

—¿No me aceptaran siendo una ingeniero? — me senté a su lado.

—No sé — respondió desanimado.

—¿Y ya no me pedirás nada? — me miro y sonrió de lado.

—Me meterán a la cárcel.

—Si te quedas aquí toda la noche, a la que meterán a la cárcel es a mí. Por todo lo ilegal que te haré — sonreí por mi chiste. Él solo me miro serio, con un brillo de malicia en sus ojos. Se acerco lentamente.

—Quiero verlo.

—¿Ah? —Jung Kook se acercó sensualmente a mi mientras se lamia los labios. Mis ojos se abrieron como platos.

—Respira — soltó una carcajada como si fuera un niño pequeño.

—¿Tan gracioso eh? — fruncí el entrecejo haciendo un leve puchero.

—Hubieras visto tu cara —seguía riéndose de mí.

Me coloqué a gatas sobre el sofá y comencé a acércame a él acechándolo. Sonreí de lado traviesa, mientras mordía mi labio inferior. Él se quedó helado sin saber qué hacer.

—Deja de bromear — musitó.

—No estoy bromeando — me coloqué sobre él.

Me acerque rozando mis labios a sus mejillas, subiendo un poco dando pequeños besos a sus parpados. Descendí pasando por su oreja jalando muy suavemente su arete con mis labios, y llegando a su cuello. Se estremeció. Sentí su respiración agitada.

—Esta vez sí que me meterán a la cárcel — dijo cuando me separé, levantándome del sofá.

—Yo también puedo jugar tu juego — le lance una mirada asesina.

—Me gustan tus juegos —se levantó y me abrazo —Me gustas mucho — sonreí por esas palabras que me regaló en tono dulce. Rodee su cintura abrazándole también.

—Tú también me gustas — me separé de él y lo mire seriamente —¿Sabes? Se muy bien que es algo mucho más allá de solo eso, pero también sé que pensaras que es muy pronto y bueno no quiero asustarte — comencé a jugar con mis dedos, sabía bien que mi voz descendía drásticamente.

Él llevó una mano a su cintura y la otra a su boca tapándola sonrojado.

—Eres muy linda—dijo de repente. Sentí como mis mejillas pasaban por todas las tonalidades de rojo.

Tomó mi mano entrelazando nuestros dedos. Sonreímos uno al otro aun sonrojado, como si nos dijéramos nuestros sentimientos con ese intercambio de miradas.

—Gracias — susurré.

—Te la pasas agradeciéndome.

—Es porque lo estoy.

—¿Por qué?

—Por ser como eres, por ayudarme ese día, por fijarte en mi — me sonrió tierno.

Acarició mi mejilla delicadamente con sus dedos. Suspiró.

—Debería irme ya — dijo con una mueca.

—Está bien — mi voz se escuchaba desanimada. No quería que se fuera aun, pero sabía que era tarde.

—Vendré mañana —dijo para consolarme. Tomo mi mentón dándome un beso fugaz. Sonreí como tonta ¿Es que siempre tendrá ese efecto en mí?

Estaba muy nerviosa, no sabía si iba a poder dormir. Nunca me había confesado, porque tampoco es que me haya fijado en alguien. No es por el hecho de que sea un cantante famoso, es solo porque es él, si hubiera sido un persona común y corriente sé que me hubiera enamorado igualmente.

Me gustaba mucho la manera de ser que tenía, su sonrisa despreocupada que lo hacía parecer como un niño, sus ojos hermosos y expresivos. Me gustaba la timidez que se asoma en ocasiones, la forma en la que se preocupaba por los demás y la manera en la que lucha para salir adelante dando lo mejor de sí.

Es un chico por completo que admiro y del que, al parecer, estoy enamorada totalmente.

Similares a Nuestra Manera (JungKook y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora