La nieve caía sobre la estepa; cubriéndola con su manto blanco. El silencio imperaba en el ambiente. En una pequeña cabaña, escondida tras una colina, Shen reparaba en el escultural cuerpo del joven que yacía en la cama: era increíblemente hermoso. Bañado por la luz solar, con una tranquila expresión que adivinaba paz.
El ojo del crepúsculo se preguntó hasta qué punto eran ciertos los rumores que aterrorizaban el corazón de los aldeanos. Rumores en los que el moreno, brazo derecho su oscuro maestro, sesgaba vidas sin titubeo alguno.La noche anterior había raptado a aquel muchacho. Para su sorpresa, no le había costado demasiado. El joven, todavía magullado, ebrio por el vino y desprovisto de su arma, había puesto firme resistencia. Mas tres hombres, junto a Shen, habían sido suficiente para aplacarlo: debido a su estado enfermo.
En la habitación del pelinegro también había observado el cuerpo sin vida de una joven, asesinado brutalmente. Pero sin reparar mucho en ese hecho, Shen procedió a llevarse a Kayn velozmente. "¿Acaso los súbditos de la sombra se dan festines de muerte por las noches? Incorregible Zed..." -pensó mientras se perdía en la niebla.
En sus brazos, el cuerpo de Kayn apenas pesaba; era como un débil pajarillo.🌹
—¿Qué es esto? —Kayn comenzaba a despertar— ¿Dónde cojones estoy? —se apresuró a decir, agitado.
—No te inquietes. Si cooperas conmigo no te sucederá nada —espetó Shen, tratando de calmarlo.
Mas aquella fiera no obedecía razones. Se abalanzó hacia el pecoso como pudo, dirigiéndose hacia su gaznate: pretendía arrancárselo de cuajo. Un punzante dolor hizo que se detuviera a medio camino. El inteligente Shen había utilizado en él una potente magia: permitiéndole poder cruzar el umbral que conducía hacia su guarida. A causa de ello su cuerpo, ahora, se resentía.Kayn no podía con todo aquello. No lo podía soportar un instante más. El agravante de su condición se había tejido los anteriores dias y, ahora, se encontraba totalmente dispuesto a la merced de ese desconocido. Por primera vez en su vida, sentía que no podía hacer absolutamente nada al respecto. El poder infame que poseía lo había abandonado: dejándolo expuesto ante una fortuna hostil y jodidamente desdichada.
El moreno pensó en Zed... Oh sí, ese hijo de puta. Seguro que se trataba otra vez de él. ¿Acaso le había vendido a ese hombre que ahora se encontraba delante suyo, con una expresión de absoluta calma que le crispaba todavía más los nervios? ¿Acaso Zed ya no le necesitaba? ¿Qué era todo esto, una prueba?
La desesperación venció a Shieda, quién no pudo hacer más que ponerse a llorar de rabia. No era el perro de nadie: era un asesino. Un cruel mercenario despiadado que incluso se erectaba cada vez que desvastaba, sin piedad ninguna, una vida.
El ojo del crepúsculo trato de arrimarse a él, en un amago de consuelo.—Ni se te ocurra tocarme, perra desviada —amenazó Kayn, clavándole la mirada de un modo que estremeció a su compañero.
—No voy a dañarte de ningún modo. Conozco tu condición. Shieda.. ¿Shieda Kayn? Voy a esperarte fuera hasta que estés más calmado. He sellado este lugar, de modo que todo esfuerzo por escaparte será en vano —sentenció Shen.
"Maldita sea tu raza", pensó Kayn. ¿Acaso ahora era la puta, el títere, de todos?.
Seguía sin saber lo ocurrido cuando le enchufaron a aquella demoníaca máquina, pero no era imbécil: conocía que esta era la causa por la que su demencial poder le abandonaba ahora. Su huraño maestro le debía haber tendido una trampa. Nunca, jamás, debió aceptar nada de él. Inválido, se sentó sobre el suelo, puesto que sus fuerzas flaqueaban. Debía calmarse: era lo único que podía hacer en esos momentos.🌹
Entre las sombras de la noche, un demonio serpenteaba, grácil y veloz. Zed se encontraba en una terrible encrucijada: el ente del crepúsculo se había llevado, además de a su pupilo, las escrituras y investigaciones sobre este. La única suerte había sido la de llevarse a Rhaast al laboratorio humano de la cordillera: necesitaba que analizasen sus fragmentos minuciosamente para dar un veredicto.
ESTÁS LEYENDO
Mío (Kayn x Zed)
FanfictionShieda Kayn, joven ávido de poder, lucha contra los primales instintos que siente hacia su maestro. Zed, tirano sumido en las sombras, trata de quebrar alma y cuerpo del adolescente discípulo. Ambos opacarán sus anhelos tratando de indagar en el ab...