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Luego de que se despidieran prometiendo ir si o si a clases al día siguiente JiMin introdujo la llave en la cerradura de su casa, giró la manilla y abrió lentamente la puerta.

¿Se habría metido en problemas?, eso era lo que recorría en su mente, nunca lo llamaban y menos con ese misterio.

No era un santo, hacia sus travesuras y sacaba de quicio a su padre, pero nunca había llegado a ese punto de nerviosismo, donde lo único que pensaba es que había hecho algo muy malo, ¿habría abierto la boca de más? ¿Sería porque fue a escondidas a Keycha para que Angust le diera clases de programación?, no lo sabía, pero tenía miedo.

Entró buscando con la mirada a su padre o a sus hyungs, pero no los veía por ninguna parte de la sala, cerró la puerta detrás de él dejando las llaves colgadas en un gancho en la pared y se encaminó a la cocina para ver si por casualidad estaban ahí, normalmente la sala y la cocina eran sus lugares más comunes de reunión, algunas veces lo hacían en el patio trasero, pero eran muy pocas veces, no podían arriesgarse a que alguien los escuchara.

Caminó con calma tratando de apaciguar sus nervios, no le gustaba cuando su padre lo castigaba o le llamaba la atención, eran muy pocas veces, pero igualmente no le gustaba, amaba demasiado a su padre y verlo enojado le ponía triste, lo menos que quería era decepcionarlo de alguna manera, el haría hasta lo imposible para que su padre estuviera orgulloso de él.

Una vez estaba cerca tomó la manilla de la cocina con intención de abrir la puerta, pero la conversación que mantenían los adultos adentro lo dejó inmóvil.

-- Él no puede hacerlo D.... es apenas un niño cómo quieres ponerle esa carga encima, se desmoronará al primer disparo– Habló uno de los compañeros de su padre, abrió un poco la puerta y se acercó un poco más viendo por el espacio que quedaba, estaban los tres señores de siempre, pero ni rastro de su progenitor.

--Nosotros no podemos hacer nada... sabes muy bien que el jefe quería esto y aunque JiMin no quisiera no tiene opción, es el único heredero que tenía Gong Yoon, es su deber como descendencia--

-- JiMin es un muchacho fuerte él va a poder sobrellevar esto, nosotros estaremos para él pase lo que pase...pero necesitamos saber cómo le explicamos que su padre no va a volver más... – Pronuncio con pena el alto hombre que se apoyaba en la pared, JiMin abrió la boca sorprendido, parpadeó uno segundos confuso y sintió un cumuló de emociones que le impedían reaccionar con rapidez.

De todo lo que podía hacer, no quería que fuera aquello.

Soltó temblando la manilla mientras intentaba alejarse sin emitir ningún ruido, pero torpe de él chocó con un mueble votando un adorno, asustado por el ruido descuidó la mochila que colgaba en su hombro y está también cayó al suelo dejando claro que alguien estaba en la casa.

Los tres señores salieron con arma en mano listos para proteger el hogar de su jefe y amigo, pero no dudaron en soltarlas cuando vieron a JiMin, quizás el pequeño pensaba que estaba controlando bien sus emociones, que estaba completamente normal, que podía actuar como si no hubiera escuchado nada.

Pero era solo un niño, por fuera era un total caos, temblaba fuertemente y de sus ojos caían lágrimas pesadas, cargadas de tristeza encogiendo los corazones de aquellos hombres trajeados, el pelinegro era inteligente, sabía que había pasado y quería que fuera mentira, una tonta pesadilla.

-- JiMin... debiste avisar cuando llegaste, nos asustaste – D se acercó al hijo de su jefe y acaricio su cara borrando momentáneamente las lágrimas, tomó su mano con cuidado y mientras escuchaba a JiMin pedir disculpas por no avisar de su llegada lo llevó al sillón donde lo sentó intentando calmar su temblor, otro de los señores le ofreció un vaso de agua, era el momento, tenían que decírselo ahora.

Mochi ~•YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora