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-- Jackson, SooMin ya saben que hacer - -Gruñó JiMin lanzando a Jackson unos cuantos cuchillos militares desde un armario especial al lado de su librero los cuales el chino agarro con gran agilidad, si querían matar tenía que valer la pena, tenían que hacerlos sufrir, en cambió a SooMin le dio una AR-15 customisada la cual era su regalo de cumpleaños, pero por circunstancias totalmente esperadas tendría que usarla con antelación.

--Jefe... ¿y el chico? -- Preguntó uno de los guardias, JiMin miró a ese joven aun anónimo y aunque algo dentro de él no quería dejarlo ir levantó los hombros indiferente, tenía algo más urgente entre manos, no podía dejar que se divirtiera, no podía dejar que disfrutara de su estúpida locura.

-- Déjalo en la entrada del bar de aquella esquina, probablemente sea la distracción de ese maldito, cuando despierte no recordará nada asique no será problema, ahora sal de mi vista... tengo cisas que hacer, a la próxima que encuentren a alguien queriendo entrar...disparen a matar, ya están viendo lo que pasa cuando descuidan sus puestos...—Habló golpeando el hombro del guardia abriéndose paso para salir de su oficina seguido de Jackson y SooMin, al llegar a la planta baja se encontraron con los miembros de Keycha peleando a muerte con aquellos idiotas, se separaron con furia y empezaron a deshacerse de aquellos oportunistas que no saben lo que es decir permiso.

Trya.

--¡JiMin-Shi que alegría verte! ...me contó un pajarito que mataste a Kim, mi querido hermano se lo tenía merecido, al menos sirvió de algo ese estúpido anillo que le regale -- Habló aquel chico de pelo largo negro que parado en medio de la pelea parecía ajeno a esta, JiMin mordió su labio con rabia al entender porque ese anillo parecía vibrar en la inerte mano se Sanghan, el chico que intento entrar no fue su distracción, bufó asqueado de la situación y camino hasta este.

Kim Noah era el último en la línea familiar de Trya que heredó la mafia de su bis-abuelo, era un creído sin termino, presumía sin fin su fortuna y mafia como si eso le llevara a más poder, hacia planes ostentosos y llamativos poniéndolo en una mira fácil para la policía y el gobierno, pero eso no le importaba, entre más sonara el nombre de Trya Noah era más feliz, necesitaba la atención pública para sentirse bien consigo mismo.

Su familia y la de JiMin han estado en disputa desde los inicios de estas, casi doscientos cuarenta años peleando los terrenos, los clientes y el orgullo, peleas que pararon un poco en la antigua jerarquía, pero una vez JiMin y Noah tomaron mando de estas, las guerras, amenazas y torturas eran pan de cada día.

-- Has pensado en mi propuesta pequeño, podríamos ahorrarnos todos los años de pelea si nos uniéramos...--Volvió a hablar el pelinegro sonriendo odiosamente, ya no peleaban por los terrenos ni los empleados, Noah peleaba por obtener a JiMin, y JiMin peleaba por proteger a Keycha de las manos del enfermo de Noah.

Ambos botaron sus armas, preferían pelear sin ellas, preferían demostrar su fuerza y técnica que apretar fácilmente un gatillo, el único instrumento permitido eran los cuchillos, era un pacto silencioso que nunca se había roto.

--Ten en claro que nunca manchare el nombre de mi padre y el de Keycha mezclándolo con el tuyo, antes muerto que casado contigo...-- Escupió con desagrado JiMin corriendo hasta el pelinegro logrando pegarle un golpe seco en su cara.

Noah sonrió y escupió la sangre que se acumulaba en su boca al morderse la mejilla por el golpe, enojado intentó a agarrar a JiMin del cuello, pero el rubio se agachó y con la pierna estirada giró logrando tirar al piso a Noah quien entre dientes adulo la táctica tan limpia de su oponente.

Después de ese pequeño calentamiento lo demás fue una pelea cuerpo a cuerpo en medio de balazos y cuchillas, las mafias se enfrentaban duramente y sin descanso alrededor de sus jefes, nadie tocaba al rey enemigo, sabían que esa no era su pelea.

Mochi ~•YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora