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JiMin llevaba de la mano a un YoonGi expectante de todo lo que pasaba por su alrededor, estaba impresionado con todo el imperio que se había creado su pequeño, era como en las películas, solo que menos fantasioso, en este lugar si había propósitos buenos y reglas un poco estrictas que seguir, pero aun así todo era asombroso, ver las instalaciones, las personas que trabajaban, como llevaban todo tan en secreto logrando que nunca nadie se halla enterado de quienes estaban tras el nombre de Keycha, realmente admiraba a su dulce mochi.

Luego de unos minutos llegaron al patio interior del establecimiento, ese lugar parecía un parque de juegos por las barras, muros, escaleras y torres que tenía, algunas muy altas y otras bajas, algunas rampas que parecían ser de skate, tubos y bigas que simulaban ser juegos de niños, un parque de juego en toda regla.

JiMin quedo enfrente de YoonGi, riendo bajito sin dejar de mirarlo, el mayor respondió la mirada confundido a la vez que sentía un escalofrío recorrer su espina dorsal, de lo poco y mucho que conocía a su Jiminnie, estaba seguro que su pequeño planeaba algo en contra de él.

--Usted sabe que lo quiero mucho... ¿No? – Preguntó el menor rodeando el cuello de YoonGi con los brazos y acercándose peligrosamente a su cara -- Sabe que lo amo demasiado ¿no? --

Pronunció dulcemente mientras con una mano enredaba entre sus dedos el cabello de YoonGi haciéndole cosquillas y con la otra pasaba sus dedos con tortuosa lentitud sobre la piel de su cuello poniéndolo alerta, estaba provocándolo de una manera que el peli azul no había visto antes, sus ojos se miraban profundamente en una pequeña batalla de poder, sus caras estaban a pocos centímetros de chocar, sus labios se rozaban pidiendo contacto, solo un toque que cortara la tensión, solo uno.

-- ...Pero tiene que entrenar ¿a qué no me alcanza? -- JiMin se separó bruscamente de YoonGi corriendo entre las columnas, subiendo ágilmente y quedando de pie en la barra más alta del lugar, riendo de la cara que había puesto YoonGi, se veía dolido y sorprendido por la sucia traición de JiMin

--Eso...eso es jugar sucio Jiminnie—Le dijo al rubio quien estaba ahora sentado en un fino muro balanceando infantilmente sus pies --...voy a conseguir ese beso cueste lo que cueste.... – Murmuró YoonGi, aunque JiMin fuera jefe de una mafia, seguía siendo un pequeño y dulce niño.

El peli azul ya desteñido corrió contra un muro subiendo de un salto, perdiendo el equilibro y mareándose muy fuertemente, tuvo que afirmarse como pudo quedando en una posición muy vergonzosa.

¿Qué quería JiMin de él?, con suerte podía con las coreografías.

La risa del rubio llegó a sus oídos molestándolo, jadeando ya cansado se paró mejor y miró a JiMin quien de un gritó le dejó bien en claro que no podía rendirse.

-- ¡Cómo no me alcances te doy de comer a los tigres! ¡Nunca tendrá ese beso hyung! -- YoonGi rio su pequeño parecía un niño corriendo y saltando por doquier con una agilidad y velocidad digna de un leopardo, pero él no se iba a quedar atrás, le demostraría que podía convertirse un ágil gato si se lo proponía.

No por nada estaba entrenando más junto a JungKook.

Con impulsó saltó a la barra siguiente y a la siguiente, tomando el ritmo de lo que estaba realizando, la pequeña y rubia cabellera de JiMin aparecía de repente entre las paredes y torres provocando a al mayor, quien con más velocidad y agilidad lo seguía.

Sus saltos eran kilométricos, su estabilidad al pararse y correr por las barras no más anchas de tres centímetros era magnifica, YoonGi no sabía cómo lo estaba logrando, pero no se preocupó demasiado y siguió correteando a su chico entre las columnas, los minutos pasaban y lo que empezó como una competencia, terminó como un juego en donde los dos chicos reían felices, saltando, rodando, corriendo y deslizándose, poco más de una hora duró su entrenamiento cuando en un descuidó JiMin tropezó con un escalón siendo sujetado por YoonGi quien venía detrás persiguiéndolo.

Mochi ~•YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora