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--¡OPPAS LOS AMO! -- Gritó una chica que ya había pasado por todos los miembros y se despedía alegremente con una reverencia, ya estaban en el fanmeting y fácilmente habrían pasado ochenta ARMY's en hora y media.

JiMin se despidió de la chica con una sonrisa y a lo lejos se escucharon los suspiros de aquellas personas siempre presentes que se morían por cada mínimo movimiento, río alegremente mientras posaba para las fansites, al segundo otro fan llego y sonriendo empezó a firmar lo que le pidiera.

Pasó el rato con algunos fans más hasta que una chica llegó apuesto, JungKook que estaba a su lado derecho le jaló la chaqueta de lentejuelas que tenía puesta y lo miró preocupado, JiMin no entendió a la primera, pero cuando vio a la chica captó la preocupación del menor.

--Oppa .... -- Susurró la pequeña, era una chica baja con él pelo negro lacio arrodillada frente a JiMin con una bolsita que decía su nombre, sonrió intentando hacer un ambiente bonito y amigable para aquella chica, pero esta parecía no querer levantar la mirada por nada del mundo.

-- ¿Es para mí? ...muchas gracias siempre es bonito tener cositas echas por ARMY – Habló JiMin intentando sacar tema, la chica dejó la bolsita en la mesa y sacó un tierno muñequito de porcelana que simulaba ser el en uno de sus outfits de un concierto anterior.

-- Si esperó que le guste, se lo hubiera dado en él fanmeting más reciente a ese concierto .... pero tuve trabajó extra -- La chica se notaba distante como si tuviera miedo de mirar solamente las manos de JiMin, las mejillas del rubio se inflaron e hizo un leve puchero.

La primera cosa que pasó por su mente era que aquella chica era un poco tímida, sonrió encantadoramente y con cuidado tomó la barbilla de la chica levantando su cara, esperaba encontrar un bello rostro femenino un poco sonrojado y con ojitos cristalizados, pero en vez de eso encontró un rostro triste, traumado, con moretones y rasguños, el ceño se le frunció y quiso abrazar con fuerzas a la chica quien lloraba silenciosamente al saber que su idol favorito vio su cara toda destrozada.

Miró a los lados buscando ayuda, alguien del staff tenía que atenderla, pero en ese momento un señor de unos cuarenta años que vestía con bata negra, cubre bocas y gorro, tomó a la chica del pelo y le tiró hacia atrás, todos los presentes en aquella sala se sobresaltaron y dejaron de hacer las cosas, los gritos y llanto de la chica eran desgarradores, los guardias corrieron a él y cuando intentaron separarlo de la pequeña uno de los guardias agarró el cube bocas y pasó a botar el gorro del señor exponiendo su identidad.

JiMin vio como el señor dejaba en el suelo a los guardias y algo se desconectó dentro de él, no permitiría que esa cosa estuviera en su territorio provocando el caos, no más.

Kim Sanghan, cuarenta y tres años, viudo, causó la muerte de su esposa e hija a través de un incendio y para más cosas a su extenso historial, él era el causante del tiroteo donde su madre y hermano murieron.

Hace unos años aquel hombre desertó de Trya y se unió a Keycha para que el padre de JiMin le diera su perdón por tales horrorosos acontecimientos, hoy en día era uno de los últimos contrabandistas de mujeres que quedaban bajo el mando de JiMin y unos de los empleados más problemáticos que tenía Keycha.

Para JiMin el contrabando de mujeres siempre le causo rechazo, no entendía su razón de ser, pero era algo que su padre seguía asiendo, por lo cual cuando tomó las riendas de la empresa aplicó la ley de que las mujeres a secuestrar tenían que ser mayores de edad, que no tuvieran familia reconocida y que trabajaran en la prostitución, haciendo que de apoco ese rubro asqueroso desapareciera de las mentes de los empleados más antiguos.

Pero veía que no había logrado su cometido, no cuando aquel bastardo tenía en sus manos a una chica de quince años con familia, amigos y una vida por delante

JiMin hizo una señal hacia los guardias de refuerzo que iban a por el hombre y pidió que pararan, era su empleado, él se tenía que encargar, intentó saltar por arriba de la mesa, pero la mano del líder lo detuvo.

NamJoon miró confuso al rubio y de un jalón lo sentó nuevamente, JiMin frunció el ceño parándose cual resorte dispuesto a salir, pero NamJoon le habló firme intentando retenerlo.

--Quédate aquí JiMin, no sabemos que puede hacerte ese señor...deja a los profesionales hacer el trabajó...—Él castaño parecía preocupado, pero en ese momento a JiMin le daba lo mismo todo, si se quedaba más tiempo en esa silla aquella chica podía morir por los fuertes golpes que le daba Sanghan, lo conocía a la perfección, sabia que no tendría ningún problema en matarla delante de todos en aquella sala.

Con rapidez apartó la mano del mayor saltando por arriba de la mesa y caminando hasta el sujetó.

--Suelta a la chica ahora –Demandó JiMin enojado, pero Sanghan no le hizo caso y siguió golpeando a la chica castigándola por haber ido al fanmeting sin su permiso, JiMin entendió ahí que no se trataba de contrabando, Kim tenía a esa pobre chica para su propio placer.

-- Kim Sanghan, tocas a esa chica una vez más y juro que no dudare en cortarte el cuello en este instante – El señor volteó asustado dejando ir a la chica quien corrió hacia uno de los guardias que miraba la escena confundido, en su vida había escuchado a un idol hablar así.

JiMin se acercó a su empleado y con fuerzas lo tomó del pelo obligándolo a arrodillarse, miró dentro de sus ojos y supo que tenía que acabar con él, ya no podía dejar que ese traidor causara más pánico y horror bajo el nombre de Keycha.

-- Te quiero en mi oficina hoy a las doce en punto, si te retrasas o intentas escapar de tu destino, créeme que te encontrare y te quemare vivo como lo hiciste con tus mujeres, solo para deleitarme con tus gritos de súplica y agonía, lo que te descubrí hoy rebalsó el vaso Kim....no puedo creer que cometiste secuestro, pedofilia y tortura con esa pobre chica a mis espaldas, eres hombre muerto, no me falles ahora querido Sanghan—Susurró en el oído de su empleado cuando lo tenía a sus pies y este apenas tuvo la oportunidad corrió del lugar.

JiMin sonrió con autosuficiencia mirando como corría, nunca más volvería a molestar en ningún otro lado.

Se dio la vuelta complacido por su trabajó, pero notó que todas las miradas confusas, orgullosas y horrorizadas de las personas presente recaían sobre él, la había cagado, había puesto en peligro su anonimato.

Tan rápido como pudo salió corriendo del lugar esquivando al manager y a los guardias, corrió por los pasillos del lugar y toco ferozmente la puerta del dueño del local.

--Quiero que cierre todo esto ahora, asegúrate de borrar cualquier video que tengan los fans y dale una entrada gratis al evento del próximo mes, ahora. —JiMin habló muy rápido pero cuando extendió el fajo de billetes y una bolsa con algo de extraña procedencia el señor sonrió, aquel tipo era uno de los consumidores más fieles que tenía Keycha en el mundo de las drogas, JiMin sabía que nunca lo iba atraicionar, hacerlo lo dejaría sin su ansiado placer, tenía suerte de conocer a todas las ovejas negras de corea.

Caminó nuevamente a los camerinos y a lo lejos vio a los chicos llegar escuchando de fondo las exclamaciones confusas de ARMY que salía del recinto a la fuerza por los guardias.

Se escondió rápido en una pared y suspiró, tenía que encontrar alguna forma de escapar exitosamente de sus preguntas, no quería que ellos se enteraran de toda su vida oculta, no quería meterlos en toda esa mierda, no quería perderlos.

Tomó aire y salió de ese escondite caminando naturalmente, rezaba a todos los dioses existentes porque sus mentiras resultaran perfectas.

Mochi ~•YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora