Mochi ~•Yoonmin

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Hoseok corría siendo perseguido por una chica pelirroja dispuesta a córtale la cabeza con sus cuchillos, el pasillo por el que se desenvolvía la carrera entre los dos pelirrojos se encontraba alejado del centró principal de la guerra entre las dos mafias, Hoseok no podía gritar por ayuda a algún miembro de Keycha o a sus amigos, tenía que arreglárselas solo, valiéndose únicamente de lo que le enseñaron JeongIn y SeungMin.

El pasillo terminaba en una pared doblando a la izquierda, sin pensarlo dobló la esquina sintiendo la respiración de la chica muy cerca suyo, se sentía nervioso, con el miedo a flor de piel, intentó perderla de todas las maneras posibles, pero la chica lo seguía encontrando, no quería morir, no quería ser una baja, no quería dejar a los chicos solos, quería tener hijos, quería ver la boda de su hermana, quería vivir unos años más si no era mucho pedir.

Vio que a lo lejos se encontraba un pasillo lleno de puertas, apuró el paso y con la esperanza de que la chica no lo viera entró a la primera habitación que encontró, estaba llena de muebles apilados uno encima de otro formando torres y pasadizos pequeños, era casi imposible pasar por allí sin botar nada, Hoseok escuchó nuevamente cerca los pasos furiosos de la chica, miró por última vez la sala y corrió dentro de esta escabulléndose por los rincones.

Hoseok no veía a su asesina por ningún lado, habían pasado unos minutos que no la escuchaba, se sentía como un gatito pequeño que era rodeado por perros callejeros, pasó por debajo de una mesa escuchando y mirando atentamente todo, una sombra lo alertó y el ruido de un jarrón quebrándose hizo que girara su cabeza al final del largo pasillo de muebles en el que se encontraba, la chica estaba de pie al final de este mirándolo con una sonrisa, la pila de muebles era tan alta que no se podía saltar de ninguna manera, la chica comenzó a correr hacia el pelirrojo y este empezó a correr por su vida hasta el final contrario del pasillo donde había un pequeño armario abierto, el lugar era tan pequeño y estrechó que solo un gato podía pasar al otro lado, pero no quedaba más opción, era morir aplastado en muebles o morir a manos de la chica.

Para el sinceramente ninguna sonaba bonita, pero prefería la primera.

Siguió corriendo con la chica detrás y de un saltó con los ojos cerrados del miedo deslizó su cuerpo perfectamente por aquella abertura sin botar nada llegando al otro lado, abrió los ojos sorprendido, no estaba muerto, pero lo estaría si no eliminaba a esa chica de inmediato, los pasos se hicieron fuertes y la pelirroja se acercaba al agujero, toco la pistola en su cinturón, su única opción, sin dudar la desenfundó y disparó por el armario dándole en la frente a la chica que lo perseguía acabando con su vida segundos antes de que esta lanzara el cuchillo que sería el fin para aquel bailarín pelirrojo.

Hoseok tiró la pistola asqueado sintiendo ganas de vomitar, emitió un quejido infantil y prometió no volver a matar a nadie más por el resto de su vida, se dedicaría solo a correr y distraer a los enemigos.

Por otro lado, Tae y JungKook trabajaban en equipo, JungKook se encargaba de degollar y apuñalar a las personas que se acercaban más a ellos tratando de matarlos y Tae lo ayudaba con los que venían más armados disparándoles cuantas veces fuera necesario a dos pistolas, eran un dúo poderoso, esos chicos junto con la gente de Keycha estaban dejando una pila de cadáveres por donde pasaban, pero eran humanos no máquinas y alguno tenía que errar.

En un momento tres tipos corrieron hacia Tae cuando lo vieron desconcentrado por cargar el arma que se había quedado sin munición, el castaño sintió las pisadas acercándose a él y con velocidad se giró encontrándose de frente con un chico de veinte años quien venía con una catana, por reflejo sujetó la filosa arma tratando de que no rozara su pechó haciéndose daño en las manos, gruñó con dolor cuando logró darle un disparó al chico y este cayó con la catana cortando más sus manos.