Destiny es la primogénita del conde de Rochester, un hombre poderoso y adinerado. Ella es una mujer fuerte, valiente, educada, divertida. Tiene una reputación impecable, dinero a montones pero carece de belleza.
El es un hombre apuesto y rico...
La sensación no duró mucho. De repente fue arrancado del banco, algo lo agarraba de los hombros y lo aventó hacia el pavimento. Miró hacia arriba y vio al conde de Rochester gritando, junto a lord Berwick y su mujer. Se levantó rápidamente.
-... Te crees que te voy a permitir mancillar a mi hija... Eres un don nadie... Ni muerto... - gritaba el conde. En cuestión de minutos, el jardín se llenó de gente. Adrián vio que el conde agarraba del brazo de Destiny y se la llevaba a paso rápido.
Ella sin omitir palabra, demasiado sorprendida. Lo miró sin comprender nada de nada. El ni siquiera había podido emitir palabra. Había pasado todo tan rápido... Vio a Destiny desaparecer dentro de la casa remolcada por su padre.
- No creo que necesites dinero - escuchó a vizconde Mc Vee hablando detrás suyo -¿tan desesperado estas por pertenecer a nuestra clase que te da lo mismo quien sea?
-Debes arreglar esto de inmediato. - le dijo la anfitriona, lo bastante alto para que los demás la oyeran.
El asintió y se marchó. Salió afuera y vio el carruaje de los Rochester enfilando el camino de salida. -Al castillo de los Rochester. - dijo escuetamente a su chofer.
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Dentro del carruaje Destiny escuchaba a su padre vociferar.
- ¿Como? -decía enojado - ¿Cómo es posible que te hayas rebajado a estar con ese hombre. ¿Es por venganza? - le pregunto y la obligó a mirarlo. -No. -musitó. -No veo una explicación posible a esto. Has arruinado tus posibilidades de estar con un noble. Pero no voy a permitir que ese infeliz pose sus manos en ti. Es obvio que no te quiere a ti, sino tu prestigio, tu clase, tu título.
Era imposible que un hombre obtuviera un título de su mujer. Pero era imposible que su padre entendiera en esos momentos. Si mamá estuviera viva, pensó . Solo su madre podía aplacar al conde cuando estaba en ese estado. Pero hacía 5 años que se había encontrado con el creador. Aun sin entender nada, miro hacia la ventana y trato de pensar a pesar de los gritos de su padre.
No era posible, que una belleza de hombre como el señor Adrián se sintiera atraído por ella. Se sumergió en los momentos anteriores y cerró los ojos para saborear el beso.
Al llegar a la casa, su padre la bajo del brazo de forma brusca y la llevo adentro. Miro la mano de su padre rodeando su brazo izquierdo y tontamente pensó que le iba a dejar un morado.
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