Capítulo 11

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Las noches siempre eran mágicas. Él era un amante cariñoso, lascivo, apasionado e imprevisible. Una noche podía ser salvaje y otras hacerle el amor de forma lenta y suave. La dejaba explorar y la incitaba a soñar y cumplir fantasías. Como una noche en que ella le confesó que a veces sentía la necesidad de quitarle la ropa cuando tomaban el té de la tarde y que la tome en pleno salón.

No tardo mucho tiempo en que él cumpla su fantasía. El le susurraba las suyas en cualquier lugar y la hacia enrojecer.

Una noche decidieron ir al teatro y mientras los actores hacían su acto él le confesó que le gustaría hacerla suya sobre la pared mas cercana. Al terminar el interludio,Adrián cerro la cortina y la penetro ahí mismo, Destiny tuvo que taparse la boca para no gritar.

Él estaba completamente embelesado por ella, nunca creyó que un matrimonio podía ser así. Era una buena esposa y una amante excepcional. Era insaciable en la cama, siempre tentándolo y seduciéndolo.

Como una noche, en la cena anual que hacia con sus modistas, ella había hecho una cena fastuosa y todo estaba perfecto, antes de sentarse a cenar ella le susurro que no llevaba nada debajo del vestido, él ya no pudo concentrarse más y espero impaciente que la cena acabe. En efecto ella había pasado toda la velada desnuda bajo su falda, ni siquiera tenia camisola.

Un jueves, el día que los empleados tenían libre, ella lo baño y asistió cómo un perfecto ayuda de cámara y le dio placer como la mas experimentada cortesana.

Sin darse cuenta, se había enamorado de Destiny. A veces no podía creer su suerte, al llegar a casa, sentir su voz o risa en la cocina. Ella era tan cálida y hermosa. No había sido un flechazo, había conocido su forma de ser y su fortaleza de carácter, como cuando ella creo ese muñeco o lo dejo sin cenar. Sonrió al recordarlo.

Interrumpiendo sus pensamientos, entro su secretario para darle una nota.

Mi amor, hace semanas que no vienes. Te necesito. Mi marido se fue esta mañana. Te espero esta noche.

Tuya, Clare.

Mando a su secretario con una nota y una joya carisima para Clare. La quito de su cabeza, y no volvió a pensar en ella.

En el caso de ella, no fue tan fácil. Ella insistió e insistió. Lady Clare no había aceptado que su relación había acabado. Aunque solo se habían visto varias veces después de casarse con Destiny el se maldijo por creer que esa mujer desagradable era angelical.

Le mandaba cartas y notas, desde sensuales e invitadoras a amenazas y suplicas. Las veces que había ido a verlo, el no la había recibido. No quería entender que el ya no quería nada con ella. Creía que después de cansarse de insistir, encontraría otro amante y lo dejaría en paz.

Unas semanas después, el estaba terminando unos pendientes. Con expectación al saber que era jueves y estaría completamente a solas con Destiny miro la hora.

Su secretario lo interrumpió.

—Señor, una mujer dice que quiere verlo.

Él creyendo que era la visita que estaba esperando accedió y en la puerta apareció lady Clare.

— Milady. ¿En qué puedo ayudarle? — pregunto él levantándose cortes.

Ella dio la vuelta a su escritorio y se abalanzó en sus brazos. Besándolo en todas partes.

—Sabia que cuando te cansaras de esa tonta me ibas a recibir.

El la aparto asqueado. Harto de sutilezas, le hablo claro.

— Basta lady Clare. Quiero que me deje en paz de una buena vez. Usted no me interesa, estoy casado, me he enamorado de mi esposa. Quiero que no vuelva a buscarme, ni mandarme mensaje nunca mas.

Lady Destiny ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora