Destiny es la primogénita del conde de Rochester, un hombre poderoso y adinerado. Ella es una mujer fuerte, valiente, educada, divertida. Tiene una reputación impecable, dinero a montones pero carece de belleza.
El es un hombre apuesto y rico...
Unos días después, Samantha fue a verla y despedirse. La encontró sentada en la chaise lounge de debajo del alféizar de la ventana. El sol le daba reflejos a su espeso cabello trenzado. Mas delgada de lo que era, su nariz estaba mas pronunciada y sus ojos más hundidos, sin embargo la recibió con una sonrisa en el rostro y los ojos cálidos.
— Milady. —dijo con una reverencia.
—Querida Samantha. Ven — agitó sus dedos esqueléticos, para señalarle un espacio a su lado. — Siéntate a mi lado.
Humilde, samantha se sentó y ella le tomo las manos con sus fríos dedos.
— No hay palabras suficientes para agradecerte lo que hiciste por mi.
— No hice nada.
— Claro que si. No te diste por vencida y ayudaste en las búsquedas, tu y tus compañeros. — dijo señalando a los perros, sentados educadamente en la puerta — Tienes mi eterna gratitud. No dudes en pedir lo que quieras. Estaremos a tu entera disposición para cualquier cosa que necesites. Se que vives casi en el ostracismo.
—Oh, no se preocupe. — dijo Samantha. -—estoy muy bien así.
— Ya lo creo que si. Pero como usted sabe, mi marido viste prácticamente a todo Londres, conoce mucha gente que estaría encantada de recibirla y brindarle su amistad. Nosotros por descontado, como sabe, yo soy hija de un noble, y aunque mi reputación esta un poco mancillada, aun me aceptan en varios lugares. Si usted quiere, nosotros podemos abrir puertas para usted. No solo le beneficiaría usted al contar con alguien, sino su reputación sufriría un cambio significativo. Hay muchos lord que no recurren a usted por sus servicios dado a su reputación.
—Se lo agradezco. — susurró pensativa.
—Pienselo. Y no dude en decirme si quiere mi ayuda. La temporada ha terminado y ahora todo estará tranquilo.
Samantha se despidió finalmente y antes de irse, Destiny le dijo: —Hace la reverencia de hombre.
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Durante la siguiente semana, Destiny se sintió mejor, con mas ánimo , apetito y energía . Comenzó a subir de peso y a salir a caminar y montar.
En cuestión de unas semanas, casi volvía a ser la misma. Recibía visitas, cenas con su familia, charlas con su padre y sus amistades.
Pero era Adrian el que le faltaba recuperarse. El estaba cauteloso, como si ella se fuera a romper si la tocaba de más. Siempre comedido, le daba besos largos y provocativos pero rehuía hacer el amor con ella. Dormía junto a ella, pero no la buscaba, y cuando ella lo hacía la apartaba delicado pero firme. Aún no, le repetía una y otra vez.
Para Adrián era muy difícil estar con ella, dormir y no sentir que la podía perder. Cada vez que la besaba y cerraba los ojos, la veía como la encontraron, en el piso, tirada como un cadáver, o la veía de esquelética, puro hueso y piel.
