Capítulo 4. Sombras del pasado.

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Mikaela se levanto del banco donde estaba sentada, en aquel parque de la zona Este de Miland Road. Su cuerpo sudaba. Su corazón latía con fuerza. Estaba nerviosa debido a la incertidumbre de lo que podría pasar a partir de ese momento. No paraba de pensar como seria su encuentro con la que hubiese sido única amiga durante mucho tiempo. Seguía sumida en sus pensamientos y, cuando se dio cuenta, estaba a 3 pasos de ella. Levantó la vista. Se quedo mirándola un rato hasta que, por fin, Leah se dio la vuelta. Se quedaron mirándose mutuamente. Leah estaba realmente impactada. No podía ser verdad lo que veían sus ojos. ¿Pero Mikaela no había muerto hace 5 años? ¿Que había pasado durante ese tiempo? Mikaela debía darla muchas explicaciones, pero,en verdad Leah estaba muy contenta de verla, así que, sin hablar, Leah se hecho a los brazos de Mikaela, fundiéndose en un abrazo que ni la tormenta mas fuerte podría separar. Por fin hablaron.

-Lo siento-Las primeras palabras de Mikaela hacia Leah, después de 6 años, eran unas palabras de disculpa.

-Mikaela, tenemos que hablar. ¡Aun no me creo que estés viva!-Dijo llorando.

-Lo siento-Repitió.

Las dos estaban sumidas en mar de llantos. A cada llanto que salia de los ojos de las dos jóvenes,una herida se volvía a abrir. Hay muchas cosas que en su día no fueron zanjadas, y que ahora debían de serlo.

-Vamos a un sitio mas tranquilo-Sugirió Leah.

Caminaron y fueron a un sitio calmado, donde solo se oían los susurros de un pequeño riachuelo, lejos de las alborotadas voces de los niños jugando en el parque.

-Leah. Estoy muy emocionada y feliz de verte otra vez, en serio.

-Yo también.

Aun quedaban algunos lagrimones colgando en los ojos de las chicas.

-Cuéntame. ¿Que ha sido de ti? Desde “aquello” no he vuelto a saber nada de ti.-Dijo Mikaela.

-Madre miá. ¡6 años ya! Mi vida sigue igual. No ha ocurrido nada diferente. ¿Y tu?

-Las cosas podrían ir mucho mejor.

-Me imagino, pero Mikaela, no es importante ahora como van nuestras vidas. Sabes que tenemos que hablar muy seriamente. Lo primero, ¿por que no has venido a verme?

-No me atrevía, Leah. Cuan “aquello” sucedió no podía hablar con nadie. Fue demasiado duro. Ademas, casi nunca salgo a dar una vuelta por el pueblo, y creía que te habrías ido a otro lugar, como hace toda la gente que tiene recursos para hacerlo. Este pueblo hace tiempo que no trae buenas noticias.

-Lo se-Contesto Leah-Pero tengo que cuidar de mi madre. Esta muy enferma, y tengo que cuidar de mi hermana pequeña.

-Ah, es verdad. No me acordaba del embarazo de tu madre. ¿Como se llama?

-Rose-Contesto Leah riendo. Rose era el nombre que Mikaela quería poner a la pequeña de los Sanders.

-Ja ja ja. ¡Me hicisteis caso!

-Te he echado mucho de menos, Mikaela.

-Y yo también. Aquellos momentos fueron muy difíciles, y te vuelvo a pedir perdón, Leah.

-No te preocupes. Aquello fue culpa de las dos.

-Por suerte, todo pasó.

De repente, el rostro de Leah cambio de tono. Se oscureció.

-Bueno, en realidad, no todo ha pasado.

-Leah, me estás asustando. ¿Se puede saber qué está pasando?-Dijo Mikaela con preocupación.

-James ha vuelto.-Dijo Leah, agachando la vista.

La mirada de Mikaela se ensombreció mas de lo común, y su cuerpo se llenó de rabia.

-¿¡Pero es que ese capullo no nos va a dejaren paz!?

-Bueno, mejor dicho, va a volver-Rectificó Leah- Me envió una carta hace 1 mes. Vendrá en 2 semanas.

-Pues mira, no me vio a esconder otra vez. Voy a dar la cara, y si hace falta, me enfrentaré a ese sinvergüenza-Dijo Mikaela con un tono de convicción.

-Te matará, Mikaela. Es mejor no hablar con ese tipo de gente.

-¿Y por qué te envió una carta?

-Ya sabes como es. Le gusta reírse de nosotras.

-Ya

-Mikaela. Has de saber otra cosa mas importe aún.

Los problemas parecían no tener fin en la vida de Mikaela.

-¿Qué pasa ahora?-Respondió la joven, con resignación.

-”Nuestro caso” ha vuelto a salir a la luz.

-¿¡CÓMO!?-Gritó Mikaela. Estaba a punto de darla un infarto. Se puso muy histérica.

-Déjame explicarte, por favor. Hace 4 meses me llegó una carta desde los juzgados de Londres. Al parecer, un chivato se ha puesto en contacto con la policía, y les ha dicho la verdad.

-Mikaela no daba crédito. Pensaba que era broma. Aunque gritara, no la saldría la voz. Su pasado sigue persiguiéndola. Por fin, acertó a preguntar : “¿Quién es el chivato?”

-No se sabe. Es información confidencial.

-¡Pero si el caso ya ha prescrito!-Mikaela seguía sin dar crédito.

-Ya, pero el chivato, al parecer, ha presentado pruebas.

-¿Que pruebas?Es imposible que haya pruebas de eso.

-No lo sé. Nos enteraremos de todo en el juicio. Es dentro de 3 semanas.-Contestó Leah.

-¿Y en el juicio veremos al chivato?

-No. La poli se preocupa de mantener la intimidad de los chivatos. Si no, estarían todos muertos. De todas formas, te ha tenido que llegar una carta a tu casa.

-Mi buzón está lleno de cartas de hace mil años. Dios, esto es un desastre.-Contestó a Leah con angustia.

-Mi primo será nuestro abogado. Ya nos salvó una vez, espero que nos salve 2 veces.-Dijo Leah-Vamos a mi casa. Te enseñaré la carta.

-Vale-Asintió Mikaela-Pero una cosa.

-Dime.

-¿Por qué tú no te has puesto en contacto con migo, ni siquiera para avisarme de esto?

-Eso era lo que te quería decir desde el principio, Mikaela. Si yo nunca me he puesto a buscarte es por que....

-¡Por Qué!

-Por que creía que estabas muerta. -A Mikaela se le enciendoron los ojos y empezaron a salir chispas de incredulidaz de ellos, aunque la verdad, con toda la información que Leah la acababa de contar, quedaba claro que cualquier cosa podia ser real.

-¿Y por qué creías eso?

-Te lo contaré en mi casa. Vamos.

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