Capítulo 14. La advertencia.

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Mikaela se temía lo peor. Miraba con preocupación.

- Ocurren muchas cosas, Mikaela, y nada bueno. - Dijo el hombre sin rostro con su ahogada voz.

- ¿De que hablas? - Preguntó la joven, nerviosa.

- Solo vengo a advertirte, esa es misión.

- ¡¿Y de qué me sirve que me alertes de algo si no me dices que ocurre de verdad?! - Recriminó Mikaela, perdiendo los nervios y alzando la voz. Estaba demasiado confusa. Cada vez se la sumaban nuevos problemas, nuevas complicaciones, nuevos peligros. Estaba tan cansada de todo que solo quería dormir. Dormir para siempre, y no despertar jamás. Era extraño, ya que parecía que el hombre sin rostro también estaba preocupado por algo. Se movía de un lado para otro con inquietud.

- !Habla¡ - Dijo Mikaela histérica. Poco a poco, el hombre sin rostro se fue acercando a la joven, y con voz muy pausada, habló.

- Tu tío corre peligro. Este no es un lugar seguro. Debes huir. No te fíes... de nadie - Y dicho esto, el hombre sin rostro se esfumó, y Mikaela despertó con la respiración agitada. Su corazón latía potente. Si su tío corría peligro y en la cárcel no estaba a salvo. ¿Que pasaba en realidad? Estaba claro que si el hombre sin rostro la dijo eso, tendría que hacerle caso. Enseguida se puso a pensar un plan para escapar del Módulo, e ir corriendo a ver a Will, pero rápidamente sus pensamientos se esfumaron. Era prácticamente imposible escapar de ahí, y Mikaela lo sabía. Lo que no sabía era lo que debía de hacer, aunque no cabía duda de que dentro de la cárcel no podría solucionar nada.

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