Capítulo 5. Entre lo verdadero y lo falso.

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Las dos chicas se encaminaron a casa de Leah. Hacía tiempo que Mikaela no iba a su casa, pero la recordaba bastante bien. Llegaron a la urbanización, y abrieron la portilla de hierro que daba a la parte visible de la casa. Aquella era una urbanización de chalets adosados de 2 pisos bastantes grandes, con un jardín delantero que hay que cruzar para entrar dentro. Mikaela se sentía rara de estar en aquella casa, esa casa donde se originó todo. Donde se originó “aquello” que hizo que las vidas de las jóvenes diera un giro. Por fin entraron. El asombro de Mikaela era grande. ¡No había cambiado nada!

-Vaya, sigue todo como lo recordaba ¡Mira! En ese rincón del salón nos sentábamos tu y yo para jugar. Y allí era donde hacíamos la tarea. Y allí donde hablábamos de nuestras cosas. Era nuestro sitio favorito de la casa.-Decía Mikaela con una media sonrisa y con un tono que llevaban tras de sí un halo de nostalgia. No paraba de recordar viejos tiempos.

-Ya, lo pasábamos bien. Subamos a mi cuarto-Concluyó Leah

Subieron las escaleras y entraron a la habitación que también seguía como siempre.

-¿Quieres?-Leah ofreció un cigarro a Mikaela.

-Vale.

-Mira. Esta es la carta de los juzgados. Toma.

La carta decía :

JUZGADOS 471 DE LONDRES

Estimada Dña. Leah Sanders Clinton, hija de Paul Sanders y Beatrice Clinton. El motivo de esta carta hace referencia al “Caso del Crimen de la Estación”, en el cual usted es implicada junto a la Doña Mikaela Looper Smith, a la que le hemos hecho entrega de este mismo comunicado. Dicho caso fue abierto el 16 de Enero del año 1961, y cerrado el 4 de Junio del mismo año. 6 años después se vuelve a reabrir a causa de unas pruebas concluyentes para la investigación que se le serán mostradas el día de juicio. Ese día será en 5 meses, donde usted y Doña Mikaela deberán estar presentes. Si no acuden el día solicitado se les abrirá otro expediente judicial, y estarán en busca y captura internacional, un hecho que empeoraría bastante las cosas. Tienen derecho a un abogado privado, o si lo prefieren, se les asignará uno de oficio.

A 7 DE FEBRERO DE 1967

ATENTAMENTE : MINISTERIO DE JUSTICIA DE LONDRES

-Vaya.-Mikaela ya había dado la última calada a su cigarro, que había fumado con ansia mientras leía la carta.-No creo que esto mejore.

-Quizás sí.

.No. Quien será ese puto chivato. Como lo pille mato a ese hijo de puta.

-No te alteres. No sirve de nada-Intentó tranquilizar Leah, que ya había acabado su cigarro, y se estaban fumando otro.

Mikaela resopló, y cambió de tema.

-¿Tu por qué creías que estaba muerta?

A Leah se le nubló la vista y el alma. Se creó un silencio incómodo, pero por fin respondió, al tiempo que daba una calada al cigarrillo.

-Poco después de “aquello”, una anciana bastante rara y bastante arrugada llamó a casa. Creía que era una vagabunda pidiendo dinero y cerré la puerta. No era como las demás viejecitas del pueblo, que transmitían ternura. Ésta no me transmitía nada bueno. Pero volvió a llamar. Esta vez la contemplé. Hubo algo que hizo que no pudiera dejar de mirarla, pero cuando la miré a los ojos tuve que apartar la vista. Me dio miedo. Aún lo recuerdo y se me pone la piel de punta.

-¿Qué viste?-Preguntó Mikaela, absorta en la explicación de su amiga.

-Vi mi muerte. Me vi entre llamas, ardiendo. Me quería morir. Iba a cerrar la puerta pero algo me dijo que hablara con ella. La pregunté que quien era. Y...

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