girl crush | namo michaeng

12. Candy Crush

Relata Jeongyeon

-Es que no puedo.

-Por favor, una semana más. Me pagan el domingo - junté mis manos rogando porque cediera.

-Señorita Jeongyeon, sabe que por mí la esperaría - suspiró -Pero no soy el que manda

-Por favor, por favor, por favor, por favor - forcé los ojos para que salieran lágrimas falsas, se me daba fácil -Última vez, lo prometo - Namjoon soltó el aire.

-Okey okey okey okey - aplaudí contenta -Pero el próximo lunes le vengo a cobrar otra vez y va a tener que pagar sí o sí.

Intenté acercarme para darle un abrazo, pero hizo un gesto con la mano para que me detenga.

-No me agradezcas nada, lo hago porque yo también estuve en su posición - sonrió de medio lado.

Dio media vuelta y salió por donde había entrado, hice una reverencia y moví los labios formando un "gracias" sin sonido. Namjoon se despidió negando con la cabeza aunque aún tenía la sonrisa en el rostro.

Dejé caer el peso de mi cuerpo contra la puerta recién cerrada.

-¿Y ahora de dónde chucha saco las cincuenta lucas* que me faltan?

El único ingreso monetario que tenía de manera estable eran los turnos en la cafetería, pero cuando se instaló un Star Bucks a la vuelta de la esquina perdimos clientes, por lo que hubo que hacer reducción de personal... así que estaba cesante.

Lo que Dahyun me pagaba en la disco me alcanzaba para comer en la semana, pero no era lo suficiente como para sustentarme el mes entero en otras necesidades.

Pensar en cómo reorganizar mi vida me estaba quitando horas de sueño. De vez en cuando mi papá llamaba para preguntar si estaba bien económicamente, obviamente le respondía que sí. Tampoco era la idea molestarlo, nunca he sido de depender de mis padres ni mucho menos pedirles plata. Y aunque cada vez que nos veíamos me ofrecía amablemente pagar un departamento para que viva tranquila o una carrera en la universidad, siempre se lo negaba.

-

-¿Nayeon? - hizo un ruido pero no volteo hacia mí. -¿Al rincón o a la orilla?

"Abrí" la cama y acomodé las dos almohadas una en cada lado.

-Como quieras, oye ¿Mina tendrá algún pijama que me preste? - se paró frente a la puerta de la habitación casi ignorándome.

-¿Quieres ir con Momo cierto? - reprimió una sonrisa.

-N-no - mentía -Lo que pasa es que esta blusa es demasiado preciosa como para dormir con ella y

-Duerme sin blusa po'. Yo estoy cagá de calor.

Me saqué la polera quedando solo en sostenes. Le tenía la confianza suficiente y no me daba pudor desnudarme frente a ella.

-¿Me estás provocando?

La miré seria, sin siquiera retirar el mechón de cabello que colgaba de mi frente luego de quitarme la ropa.