La ley de matrimonio (Dramione)

Prólogo

–No, no, no– gritó Draco por enésima vez a su madre la cual lo seguía por la casa.
–¡Draco! ¡Ya basta!–dijo con una voz digna de su marido que hizo que Draco se detuviera y se girase– Si esto ocurre es única,ente por tu culpa, por perder las empresas.
–Madre, yo quiero a ayudar, pero de eso a casarse con una...– Draco sintió una liguera náusea– una...s...sa....sangre sucia.
–Oh, por dios, Draco, es solo por la familia, por los Malfoy.
–¿Quién querrá estar conmigo a estas alturas?
–Yo me encargo Draco, ademas eres guapísimo.
–Madre, cuando te pones en modo "Bellatrix" me asustas–dijo riendo por su propio comentario.

Y unos kilómetros más allá una joven morena de rizos rebeldes repetía lo mismo que el:
–No, no, no.
–Hermione, llevas aquí media hora repitiendo eso–dijo su amigo tumbado en el sofá.
–Harry, no puedo, lee esto–pasaron unos segundos en los que Harry leía lentamente– ¡En voz alta!
–Ah, vale: Apreciada señorita Granger, le informamos de que según el nuevo decreto oficial del nuevo ministro ahora todo es nuevo ¿Eh Herms? usted es condenada a...
–Lee.
–A...a....la muerte por su condición de sangre sucia, preséntese hoy a las cinco en el juzgado. Esto no puede ser verdad.
–Si...y...y–Hermione no pudo más y se lanzó a los brazos de Harry llorando.
–Hermione Granger no llora, soluciona, a ver. Ya se ¡No pueden detenerte si no tienes un apellido de sangre sucia!
–Oh, no ¿En serio? No tenía ni idea.
–Deja el sarcasmo, solo debes de adoptar el apellido de un sangre pura.
–Dices...casándose.
–Si eso, Ron, Ron lo hará.
–Ron es un traidor de la sangre.
–Piensa Hermione en alguien.