¿Entrenar?

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Los siguientes días ya no fueron igual, habían vuelto con el maestro y no hacia muchas cosas ahí -Miho, sé que los últimos días han sido aburridos
-No te preocupes Jabu
-Si lo hago, quería que disfrutaras, no que te aburrieras
-Y lo disfruto, pero estoy consciente que estamos aquí por lo que te encomendó Saori, no a divertirnos
-Qué te parece si para pasar los días más entretenidos te enseño un poco de lo que se
-¿A qué te refieres, Jabu?
-Ya que estaremos aquí más tiempo creo que podrías entrenar
-¿¡Yo entrenar!?
-Sí, ¿o acaso tienes miedo?- Jabu sabia como convencer a Miho, bastaba con retarla un poco, en eso era muy similar a Seiya, solo que ella no era tan impulsiva y se detenía a pensarlo
-¡Claro que no!, solo que- guardo silencio. No podía ser tan mala idea, además, ella era atlética, estaba acostumbrada a caminar por horas, se ejercitaba constante mente y había adquirido algunas habilidades en su infancia al escabullirse en la mansión Kido. Y en su adolescencia había pasado por cosas similares al estar sola a altas horas de la noche. No era una chica indefensa, cuál sería el problema si lo intentaba- ¡Acepto!
-Entonces empecemos mañana
-Está bien
Al día siguiente ambos habían despertado temprano -Lo primero que haremos será ver tu resistencia. Correremos un buen rato- así lo había dicho Jabu y así se hizo, una hora corriendo a la orilla del mar. Hicieron una pausa para descansar y comer, Miho apenas y se sentía cansancio. Eso no había sido nada. Usualmente los niños la hacían correr más
Su segunda prueba fue escalar una palmera, Miho no había entendido el porqué de ese ejercicio, pero lo hizo sin preguntar, dos horas fueron las que estuvo intentándolo y pensando en rendirse, hasta que por fin comprendió que no era cuestión de fuerza si no de técnica. Luego de llegar a la sima le arrojo un par de cocos a Jabu quien no los había visto venir y terminaron por dejarlo inconsciente
Miho bajo de la palmera para auxiliarlo. Bajar había sido más sencillo que subir. La palmera no tenía la altura que requería para realizar lo que había pensado y no se arriesgaría a caer y lastimarse por lo que bajo cuidadosamente de ella. Miho llevo a Jabu a la casa del maestro, ¡vaya que era pesado!
El maestro de Jabu había visto todo lo que hicieron esos dos en el transcurso del día. Había algo en la chica que la hacía especial. Tenía potencial, lo via notado, pero no era todo había algo más. Además aquel pedido hecho por la misma Athena.
El maestro siguió observando a Miho para analizarla. Había logrado en un día lo que Jabu logro en semanas. Tal vez se debería a la edad o que tenía alguna experiencia, pero era un gran logro
A la mañana siguiente habían hecho lo mismo, correr y luego por petición de Jabu volvió a escalar la palmera, ya que no había visto como la bajo, claro que esta vez había sido diferente, la palmera era más alta y tendría la oportunidad de bajarla como lo pretendía la vez anterior, ya que la altura era adecuada. De un salto y dos volteretas en el aire había bajado la palmera cayendo de pie, dejando a Jabu totalmente sorprendido, claro que Jabu no había sido el único, solo que ninguno de ellos dos lo sabía.
-¿Cómo hiciste eso?- le pregunto Jabu saliendo de su sorpresa
-Bueno yo...- era la primera vez que alguien la veía hacer eso y por alguna extraña razón se sentía nerviosa -Lo aprendí hace años, había días en los que quería salir del orfanato y lo aprendí- claro que había sido por eso, aun recordaba los golpes que se había llevado hasta que logro perfeccionarlo
El entrenamiento se había hecho del diario. Miho aprendía rápido y lo realizaba bien. Eso le gustaba a Jabu quien no era muy paciente, era una gran alumna. Jabu le había enseñado a golpear, empezando con un palmera. Bastaron días para que Miho aprendiera la forma correcta, lo único era la práctica, pero eso se resolvería fácilmente
El maestro mando a llamar a Jabu. Miho preparo el desayuno en lo que el maestro y Jabu hablaban, tardaron casi una hora. En ese tiempo Miho había hecho lo necesario para el desayuno y ordeno la casa
Los tres se sentaron a comer, al finalizar Miho limpio y salió de la casa con Jabu -Miho- Jabu andaba un poco raro desde que hablo con el maestro e incluso lo noto en su voz
-Dime, Jabu- le regalo una sonrisa que había tranquilizado un poco a Jabu
-Te parece si hoy nos lo tomamos libre
-Claro- Miho estaba feliz, con qué cosa le saldría Jabu, a veces estar con él era llevarse muchas sorpresas
Ambos caminaron por la orilla de la playa mucho tiempo, luego habían intentado pescar, Jabu había terminado completamente mojado. Había sido un día muy divertido
-puedo preguntarte algo- pregunto mientras se quitaba la playera, para dejarla secar, causando un sonrojo en Miho
-Si- respondió mientras volteaba a otro lado evitando ver a Jabu, recordó que había reaccionado de la misma manera cundo vio a Seiya, pero con él se había sentido diferente, el sonrojo no solo había sido por la vergüenza que le causaba ver a alguien así, también había sido porque lo había observado por un buen rato y Seiya la había descubierto
-Te he visto entrenar...- guardo silencio no sabía cómo planteárselo - cuando golpeas la palmera se te veía triste y molesta y en otras ocasiones te había visto así
-¿Eh?
-Sabes que puedes confiar en mí- Miho suspiro y luego sonrió, era una sonrisa que le indicaba a Jabu que había conseguido lo que quería
-Es por Seiya- soltó de repente Miho. Jabu estaba sorprendido, no se esperaba esa respuesta en lo absoluto, por su cabeza pasaron muchas cosas, como una pelea con su jefe o su amiga, un problema con un niño del orfanato o incluso que estuviese molesta con él por mentirle, pero ¿por Seiya? -¿Seiya?- no pensaba decirlo, pero lo dijo, ahora esperaba una respuesta por parte de Miho
-Sí, el volvió a Japón y comenzó a frecuentar el orfanato. Cuando tú me pediste viajar pensé en decírselo, pero no pude, había decidido posponerlo hasta mi cumpleaños e informarle a todos, pero él no apareció en todo ese tiempo. Prometió ir en mi cumpleaños, pero no fue así y no pude despedirme
-así que era por eso- soltó en un susurro solo para él. Jabu ahora comprendía las cosas, Seiya jamás salía de los pensamientos de Miho -Sabes- hablo para atraer su atención -Seiya no es muy amigo mío, pero ambos lo conocemos y sabemos que siempre cumple sus promesas y si no pudo hacerlo es porque algún problema le surgió
-Sí, tienes razón- Miho se sentía más tranquila. Durante días estuvo pensando en eso y ahora gracias Jabu se sentía bien.
-Además, no es ningún secreto que Seiya es un idiota- ahora se sentía mucho mejor, hablar con Jabu le había ayudado y ya no estaba enojada y la hacía reír
Se sentaron a la orilla del mar para ver el atardecer, y ver las primeras estrellas salir, era un lujo que a Miho le gustaba darse cada que podía -Miho
-Sí- la mención de su nombre la hizo volver a la realidad, había estado perdida en los tonos del atardecer y el brillo de las estrellas
-Quería decirte que... me tendré que ausentar un par de días
-¿Qué?
-El maestro me ha encomendado algo y tengo que partir
-No te preocupes Jabu, aquí estaré- le regalo una sonrisa y vio a su amigo más tranquilo. Por fin había perdido su nerviosismo que lo había acompañado durante todo el día. Jabu la abrazo provocando un sonrojo en ella, a pesar de llevar años de conocerse era la primera vez que la abrazaba

La Etapa Del Caballero [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora