Erato

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Miho sentía miedo. El lugar estaba oscuro, su hermana siempre le había dicho que era una llorona. Escuchó ruidos y se alertó. -¿Quien esta ahí? -. Se atrevió a preguntar. 

Los ruidos volvieron a escucharse,  las ramas crujieron y finalmente un chico pelinegro apareció frente a ella.

-¿Qu... quien y que quieres? Intento mostrarse valiente, pero la verdad, su voz se escuchaba titubeante. 

El chico la miró con asombro y ternura.  Evidentemente, el era algunos años mayor que ella.
El chico le regaló una sonrisa cálida,  aun así Miho se sentía nerviosa. 

-¿Estas pérdida?

-Te hice una pregunta, respondela-. Ni el miedo podía quitar su lado mandon
Así era ella, y así tuviera que ordenarle al mismo Zeus lo haría. Aunque eso conllevará demasiados problemas. 

El chico sonrió divertido -Soy Seiya. al igual que tu estoy perdido. 

-¿¡Qué te hace pensar que estoy pérdida!?

-Nadie en su sano juicio viene aquí.

Miho refunfuño. No quería aceptar frente aquel despistado desconocido que evidentemente, estaba pérdida. Seria un golpe a su orgullo, que aunque no lo pareciera, era demasiado orgullosa.

-Muy bien Seiya si me disculpas seguiré buscando mi camino.

-Yo voy contigo-. Miho se molesto y sorprendió,  ¿aquel chico no notaba que no sabia que hacer con ella misma como para todavía cargar con alguien más!?

Miho suspiró pesadamente después de bastante tiempo, en definitiva estaba pérdida.  Y el chico no ayudaba, se la había pasado jugando en incontables ocasiones, era divertido, pero también muy frustrante. Si no llegaba antes de la cena, su hermana se enfadaria. Además de que no quería preocuparle. Ya la había preocupado muchas veces antes, durante mucho tiempo y no quería que volviera a suceder.

-Agh-. Miró al chico pelinegro y suspiró.   Ella preocupada por salir de ese bosque el cual cada vez se ponía más obscuro y espeluznante, y ese chico se había puesto a jugar con un conejo.  La pregunta era, que hacía un conejo en aquel lugar. 

-Esto es lo que vamos a hacer. Tu te vas a quedar aquí vigilando, procurando no moverte de aquí y yo voy a trepar al árbol.

El chico detuvo su juego con el conejo, y miró lo más atento que le era posible a la niña frente a él.

-Porque no mejor yo subo, puedes decirme para que.

-No hay tiempo

El chico hizo lo indicado y se quedó  con el conejo en brazos. Miho empezó a subir por el árbol y miró hacia abajo. -¡Seiya, no mires!-. Chillo sobresaltada pues estaba trepando un árbol con vestido puesto,  si su hermana se enteraba iba a darle un gran sermón.

El chico se confundió ante tal petición  pero decidió cumplirla. Miró de reojo y ella llegaba a la cima, solo quedaba esperar a que ella volviera a bajar, no entendía porque no lo dejo hacerlo,  si tan solo le hubiese explicado él lo hubiera hecho.   El conejo se tenso en sus brazos y eso lo alertó. Escucho ruidos y se escondió tras el árbol.
Una persona encapuchada pasó frente a él, murmurando palabras que no entendía. Pero aún así, un escalofrío recorrió toda su espalda. Y no fue el único, ya que Miho también lo había sentido cuando descendía del árbol. Y la hizo perder el equilibrio.  Seiya se percató de ello, soltó a él conejo y logró tomarla en brazos antes de que cayera.

Miho tenia un sin fin de emociones. Una sensación cálida invadió su cuerpo,  estaba agradecida por que la haya salvado, pero su orgullo había sido herido al cometer ese error. Seiya la dejo en el  piso lentamente. Podía notar el sonrojo en las mejillas de ella, y  que al igual que él, no sabia que decir.

La Etapa Del Caballero [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora