La Etapa Del Caballero [Hiatus]

batalla (segunda parte)

Miho alcanzo a Seiya antes de llegar a las doce casas. Ya que utilizó transportación. Pudo ir directamente con Saori, pero decidió ir con Seiya.
La escena era horrible,  todos sus amigos estaban peleando, defendiendo sus casas. Tratando de cubrir el camino para llegar con Saori.  No había casa que estuviese en una situación diferente, y si no se detenía pronto. Todo quedaría reducido a cenizas ¿Cómo había sucedido eso? ¿Cómo era qué nadie se lo esperó? Eran las preguntas que pasaban por la cabeza de Miho y Seiya. 

Entraron a la primera casa. Mu y Kiki no necesitaron ayuda para terminar con los enemigos. La casa de aries comenzaba a caerse.
-Berserkers-. Había dicho Mu. Seiya lo entendió, pero Miho ignoraba el término. Miho tomo a Seiya del brazo y lo llevó a la siguiente casa, al igual que Kiki hizo con un muy herido, Mu. La casa de tauro estaba en la misma situación que la de aries. Miho no podía creer que ese fuera el final del santuario. Ese lugar lleno de historia, simplemente no podía terminar en ruinas y cenizas.
Miho recorrió cada una de las casas junto a Kiki y Mu, para ayudar a sus amigos y llevarlos al salón patriarcal, donde debería estar Saori y así mantenerla y mantenerse a salvo.  

Miho deseo muchas veces, nunca tener que usar su poder en una batalla verdadera. Sin embargo, ahí estaba.
Dejó al ultimo de los caballeros de oro en el salón patriarcal, dispuesta a ir en busca de los demás, cuando un cosmos verdaderamente poderoso se hizo presente. Ella y Seiya se miraron y corrieron a dónde venia aquel cosmos.  La estatua de Atenea.
Frente a ella se llevaban a cabo otras batallas. Los cuatro caballeros de bronce y las tres amazonas de plata.  Tenían su propia batalla contra los enemigos, mejor conocidos cómo Berserkers.
Seiya y Miho pretendían ir en ayuda de sus amigos. Cuando la estatua de Atenea emitió un cosmos aun más poderoso, que el de todos los enemigos juntos, y estalló en miles de pedazos. Lanzando a todos, enemigos y amigos, a varios metros de donde anteriormente se encontraban. 

Escucharon una estridente risa, y todos los caballeros de Atenea,  aun desorientados, miraron a él sujeto que se reía desquiciadamente. Como si estuviese celebrando una victoria. 
Todos los caballeros de Atenea quedaron absolutamente sorprendidos, Ares, el dios de la guerra. Hijo de Zeus y Hera. Hermano de Atenea. Y opacado ante dioses y humanos por la misma Atenea.  
Miho comprendió entonces, quienes eran los Berserkers.  El ejército de Ares.

Dos Berserkers más aparecieron detrás de Ares, pero no venían solos. Venían con Saori.  Quien a pesar de estar siendo haloneada y haber sido lastimada. No se mostraba menos imponente que de costumbre.
-¡Saori!-. Gritaron todos los caballeros con un deje sorpresa.

-Pero qué poco respeto al dirigirse a una diosa-. Hablo Ares con fingida  reprobación. Se giró a Saori con la gracia que sólo un dios podría mostrar. La cual lucía mejor en Saori. -Hermana querida-. Hablo lacónico.

Saori lo miró fulminante. ¡Cómo aquel ser despreciable se atrevía a llamarla hermana! ¡Eso era más que indignante!

-Ares-. Pronunció cada letra del nombre, dado a aquel dios, con desprecio. Mientras se liberaba del agarre de aquellos Berserkers.

-Esperaba más respeto de tu parte.

-Seres como tú. No sé merecen mi respeto-. Hablo con calma, pero dejando translucir un poco de su indignación.  Ares la apunto con su lanza y el intentó a atacar a Saori. Todos los caballeros intentaron evitarlo, pero, los Berserkers volvieron a la batalla.

Miho logró atraer la lanza de ares con su telequinecis. Acto que le causó un gran dolor de cabeza que ignoro, para enfocarse en la batalla. Nunca había utilizado tanto poder mental. Se deshizo rápidamente de un Berserker, dejándolo petrificado con una de sus estrellas. Los demás caballeros hacían su mayor esfuerzo por liberarse de sus combatientes y ayudar a Saori. Miho fue la primera en abrirse camino y hacerle frente a Ares. Deshaciéndose de los Berserkers que custodiaban a Saori.  Se posicionó frente a Saori a manera de protección.
Dándole la cara a Ares.