Si había dormido dos horas era un milagro, su indecisión la mantuvo despierta por mucho tiempo y aquella voz que le repetía una y otra vez No lo sabrás si no lo intentas la desconcentraba. ¿Sería bueno entrenar para ser caballero? ¿No era la vida que quería jamás hubiera tenido Seiya? ¿Tenía lo que se necesita para ser un caballero? ¿Si no podía con ello? ¿Si no aceptaba y ese ere su destino? ¿Su destino siempre seria ser una chica sin chiste?
Su cabeza estaba llena de preguntas, preguntas que representaban su duda, su indecisión, su falta de confianza en ella misma, incluso sus sueños o mejor dicho recuerdos, fueron sobre ello, cuando apareció Marín en la playa y tuvo que ir a avisar a los amigos de Seiya, porque ella no podía hacer nada más.
Sin darse cuenta el sol salió, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio cuenta de la hora. Se levanta con pereza y fue a hacer el desayuno para ella y el maestro. Pero vaya sorpresa que se llevó al ver a una chica de cabello castaño preparando el desayuno - ¿Buenos días?- su duda era evidente, la chica volteo unos segundos, Miho intento ver su rostro, pero portaba una máscara.
-Buenos días, ¿qué se le ofrece?- contesto la chica con tanta confiaza que la duda de Miho incremento, ¿Quién era la chica?
-Buen día- una tercera persona entraba a la cocina, era el maestro que al parecer se había quedado dormido
-Buen día maestro- ambas chicas contestaron el saludo al mismo tiempo
-¿Qué haces aquí?- el tono de voz del maestro había sido un poco hosco
-que gusto verlo también, maestro- el tono irónico de la chica había molestado al maestro, Miho retrocedió unos cuantos pasos intentando darles un poco de privacidad -Usted dijo: Ve de viaje piensa las cosas y vuelve si así lo deseas. ¿Y qué cree?- La chica miro al maestro, aunque no podía verse su rostro el tono de voz que usaba eran suficientes para saber que se estaba burlando - ¡Aquí estoy maestro!
El maestro no dijo nada y tomo asiento en la mesa ¿Acaso esa niña no entendía? Discutir con ella sería peligroso, tenía un gran temperamento y no quería problemas en ese momento. Las dos chicas se acomodaron en la mesa.
-¿Quién es ella, maestro?- la chica se había retirado la máscara dejandole ver por primera vez su rostro a Miho. Él maestro recordó por fin que Miho estaba con ellos y se dispuso a las presentaciones
-Ella es Miho, una amiga de Jabu. Miho ella es Hanran, una de mis antiguos discípulos
-¿Jabu?- la chica pensó unos momentos -¿¡Jabu está aquí!?- su emoción era evidente, había dejado atrás cualquier rastro de molestia e ironía que había utilizado y también había olvidado a la chica frente a ella
-Sí- él maestro afirmo la pregunta de Hanran provocando más emoción en la chica
-¿En dónde está?
-Jabu tuvo que atender unas cosas, volverá en un par de días- Ninguno de los tres volvió a mencionar nada. Miho se dispuso a limpiar después de la comida
-Maestro- Miho había hablado después de mucho tiempo
-Sí, Miho
-Respecto a lo de ayer - él maestro la miro, ahora tenía toda su atención -¡Acepto!
-Sabía que lo harías, Miho. Ahora descansa. Mañana empezamos- ninguno de los dos menciono nada, Miho salió de la casa, ese día se relajaría. A partir del día siguiente comenzaría una nueva etapa en su vida.
Habían dado inicio a su entrenamiento. Lo sencillo había quedado atrás con el entrenamiento de Jabu. Él maestro era muy estricto. Su entrenamiento por entretenimiento había terminado, estaba iniciando con uno nuevo fuera del entretenimiento lleno de curiosidad por todo lo que aprendería y sobretodo uno que le daría un gran giro a su vida, aunque Miho no estaba muy consciente de ello.
Lucha cuerpo a cuerpo, espada, correr largo rato. Era todo lo que hacía. La parte de correr la tenía dominada, lucha cuerpo a cuerpo le fallaba un poco, espada sabia sostenerla, pero le faltaba practica y mucha. Hanran entrenaba junto con ella, era mucho más experimentada, dado que Hanran tenía años de entrenar y ella era una novata.
Miho se había dado cuenta que no le caía a Hanran, no sabía el porqué, pero lo dejo pasar, no tenía ganas de confrontarla. En su primer pelea cuerpo a cuerpo Hanran le había metido buenos golpes, el maestro le había pedido no ser tan ruda, pero parecía que le dijeron lo contrario. Miho no se había rendido por ello, pero si se pregunta si sería lo correcto haber tomado esa decisión. Su curiosidad la había metido en grandes problemas y parecía que esa no sería la excepción.
Todo su cuerpo le dolía. Él maestro la había dejado a cargó de Hanran, ahora ella la entrenaba en lo que el maestro hacia quien sabe qué cosas. Si cuando había empezado con su entrenamiento y habían estado bajo la vigilancia del maestro había sido muy duro ahora que no era así la chica se había descontrolado. Era muy abusiva, trescientas lagartijas, dos horas corriendo y cien sentadillas y abdominales habían sido todo su día. Según Hanran era para ponerla en forma. No había hecho ni 70 lagartijas, había corrido las dos horas, logro hacer 50 sentadillas y solo 40 abdominales. Había hecho todo sin parar y se sorprendió ella misma de lograr esa cantidad. Hanran se había aburrido y le había dicho que hasta ahí lo dejaría.
Se metió al mar, el agua estaba fresca y la sal le ayudaría a relajar sus músculos ¡vaya que lo necesitaba!
Sus siguientes días no fueron los mejores. Hanran se había puesto peor, en la mañana la había despertado con una buena mojada de agua fría. Miho estaba enojada. Una cosa era que su carácter haya mejorado y fuese mucho más paciente, otra muy diferente era el dejarse humillar por esa chiquilla que no era mucho mayor que ella. Ni siquiera recordaba todo lo que le había gritado, pero si sabía que no eran cosas muy lindas. Agarrar a Miho enojada no era buena idea para nadie. Incluso Seiya le había llegado a temer cuando se hallaba en ese estado.
Salió de la casa sin rumbo fijo. No tenía ganas de entrenar, mucho menos de ver a Hanran. Si el maestro se enteraba probablemente se metería en problemas, pero de ser necesario también le gritaría a él, por eso mismo esperaba no encontrarse a nadie en el camino.
Todo el día la paso a fuera. Cuando regreso el maestro estaba afuera de la casa - ¿En dónde estuviste todo el día, Miho?
-Salí a caminar, maestro- no era mentira, había pasado la mayor parte del tiempo haciéndolo el resto la paso sentada a la orilla del mar
-Está bien, Miho. Pero mañana tendrás más trabajo por escaparte
-Pero...- estaba a punto de replicar, pero el maestro la miro haciéndola callar
-Creí que empezabas a tomar enserio esto- el maestro tenía un mirada seria y molesta, que le hizo saber a Miho que en verdad estaba molesto.
-Lo hago, maestro
-No sé nota- Él maestro le dio la espalda e ingreso a la casa.
ESTÁS LEYENDO
La Etapa Del Caballero [Hiatus]
De TodoMiho se reencuentra con Seiya después de muchos años. El hace lo de siempre irse y regresar cuando Miho menos se lo espera. Pero las cosas van a dar un giro cuando Miho recibe una propuesta que es difícil rechazar. La cual cambiara el rumbo de su vi...