Besos Azucarados

Capítulo 34

David había aceptado una beca para estudiar una ingeniería en otro país. Luisa había terminado con Noel por razones que no quiso hacerme saber, Olvin seguía viviendo con Tania en el departamento junto a la casa de mis padres. Y yo seguía alejada de todo aquel mundo que me regaló una infancia increíble. Estaba avanzando en mi carrera; de vez en cuando me visitaban mis padres, las visitas de Luisa se hicieron constantes y Muchas veces llegaban mi hermano y mi cuñada. La biblioteca pasó a ser una importante editorial donde había conseguido convertirme en socia gracias a mi idea y a la colaboración con la nueva idea que teníamos en pie sobre ayudar a nuevos escritores. Pasaba más tiempo en mi oficina que en mi departamento.
Comencé a dejarme conocer por las personas e hice nuevas amistades. Conocí a Lucas quien era sobrino de la socia mayoritaria de la editorial y un excelente licenciado en literatura se convirtió en un nuevo socio y en mi mejor amigo. También dejé de vivir sola, una tarde mientras caminaba me encontré con un pequeño gato blanco; estaba maltratado y era aún un bebé. Lo tomé entre mis brazos y lo llevé a mi departamento, cure sus heridas y lo nombré coco en referencia al color de la comida de la fruta con ese mismo nombre. Coco pasó a ser mi fiel acompañante y de cierta forma el ser que me hacía sentir amada en un mundo distinto al que estaba acostumbrada. Se convirtió en un buen amigo que se alegraba al verme llegar y que se ponía triste cuando me tocaba dejarlo. La mayoría de veces me lo llevaba a la oficina, sabía comportarse en cualquier lugar. Al poco tiempo me mudé a un departamento que compré; era mucho más espacioso y al principio me sentía como en un enorme espacio vacio poco a poco fui llenándolo de muebles y cosas útiles. Obtuve mi propio auto y cosas que nunca imaginé tener.
La editorial iba viento en popa, todo nos estaba saliendo de maravilla, habíamos publicado varios libros y teníamos muchos otros en proceso de aprobación. Los escritores estaban confiando su trabajo en nuestras manos y nosotros nos encargabamos de poner los últimos detalles.
Avanzaba en la universidad estaba a sólo pasos de obtener mi título como diseñadora gráfica.
Cierto días nos reunimos con uno de los escritores que más potencial tenía, había estado en contacto telefónico con él por varios meses y ese día venía al país para acordar los últimos detalles y firmar el acuerdo de publicación.
En cuanto nos presentaron dijo que pensó encontrarse con una mujer más adulta, que parte de la seriedad que tenía al momento de atenderle telefónicamente me hacían percibirme como toda una señora. Después de discutir varios diseños de portada y tener que hacer varios cambios con los que no estaba totalmente satisfecho me di cuenta que era un tipo muy perfeccionista y eso me agradó. Poco a poco nos fuimos conociendo y aunque me parecía poco sensato tener amoríos con él, me dejé llevar por los lazos del amor. Conocer a Tony me hizo volver a los caminos del romanticismo de los cuales me había apartado años atrás.