Rápido anochecer.

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Esa tarde de sábado en el pueblo resultaba expectante; la nevada había cesado y se limitaba a unos cuantos copos de nieve cayendo con gracia y suavidad, adornando en aire.

Específicamente hablando, en el centro del pueblo, se celebraba lo que supondría un gran y nuevo momento avance en la vida de la joven Idol de cabello azul. Ella era la que importaba, la razón de que aquel lugar estuviese lleno ¿verdad?.

A base de sus gustos excéntricos y supuestamente icónicos se estaba por celebrar la llamada "boda del año",por los medios de comunicación, en la plaza principal bajo un techado de cristal de lo que antes era un invernadero y ahora servía para celebrar acontecimientos importantes por, claro, un alto precio.

El exhorbitante costo de todo aquel capricho habría resultado casi imposible para un pueblerino normal, pero no para Petunia. La Idol, tan ambiciosa como inteligente, había logrado mover sus contactos y fondos para que todo esté espectáculo, llamado así por ella, no le doliera económicamente.

Así como era ella de inteligente también lo era de desgraciada, puesto que parte del alto costo de aquel acontecimiento fue por su capricho de que todo debía ser transmitido en vivo a todas las televisoras del pueblo.
¿Que quería lograr con ello? sin duda algo tenía que ver con presumir a todo habitante de lo que tenía y su influencia en aquel lugar.

Hablando del diablo, la joven Idol se hallaba en el cuarto de la novia en aquel lugar mientras que le arreglaban el cabello con sumo cuidado; este era trenzado perfectamente  y torcido sobre su cabeza para lograr que se viera como una diadema a la par que era decorado por varias flores con el mismo nombre que la joven, irónicamente sus favoritas.

—¿Esta todo listo? —la voz profunda de un hombre robusto, de traje y lentes oscuros provenía desde la espalda de la joven quien sonrió al oírlo.

—Aqui todo listo. —sonrió luciendo el labial color azul que llevaba.— pregunta si el rey está ahí listo, porque su reina está preparada.

El hombre suspiró, sin duda ser el agente de aquella Idol le traía prosperidad económicamente, pero su sanidad mental disminuía gradualmente con cada auto alabanza que ella misma se daba.

—Bien, se lo comunicaré apenas me respondan, me retiro señorita. —dijo el hombre mientras se daba la vuelta para irse.

La joven que estaba arreglando el cabello de Petunia terminó por colocar el velo, uno muy pequeño, en su cabeza cuidadosamente sobre su rostro.

—Muy bien señorita, está lista. —dijo con cierto tono de satisfacción, tomando el borde de la silla giratoria donde estaba sentada la Idol y girandola en vista al espejo.

Petunia exclamó con asombro al ver su reflejo.

—Yo ya sabía que era hermosa, ¡Pero me veo aún mejor como novia! —comenzó a dar saltitos en la silla.

—De eso no me queda duda alguna, señorita.

—Nunca me decepcionas, por eso eres mi estilista personal, Lammy. —dijo en un tono de agradecimiento que parecía jamás mostrar.

—Se lo agradezco mucho, señorita. —musitó la joven peli blanca con una pequeña sonrisa.

En ese momento, la puerta del cuarto vuelve a abrirse, nuevamente por el agente de la Idol quien sostenía una radio en su mano por la cual hablaba.

—Es hora, señorita. —hizo una seña con la cabeza.— El joven está ahí en el altar esperándola.

—¡Bien! —Petunia se levantó de golpe— ¡Es hora de mi gran debut!

Petunia salió del cuarto acompañada de su agente quien no se separaba de ella ni un momento; este la condujo por el pasillo privado hasta una puerta la cual daba a la entrada de aquel hermoso lugar, el cual estaba decorado con bellas flores blancas.

Desde el otro lado del lugar, justamente frente al altar, se hallaba el peliverde.
Su cabello estaba peinado hacia atrás y lo sobrante había sido recogido en una pequeña coleta.
Llevaba unos pantalones ceñidos, unas botas negras, una camisa blanca y un chaleco negro con una pequeña flor decorando el bolsillo izquierdo de su pecho.

Este tenía sus manos detrás de su espalda, cubiertas con unos finos guantes blancos.
Su mirada, vacía, se hallaba mirando fijamente al suelo, buscando algo con que distraer las ganas que tenía de levantar la mirada y analizar a los invitados.

¿Estaba buscando a alguien específico? Se preguntó a si mismo quien podría ser aquella persona que tanto temía ver si levantaba su mirada.
Se sentía como todo un vil cobarde, pero no era algo como para reprocharse.

Cuan animal en camino al matadero, se sentía acorralado.
Por un momento, uno muy efímero, sintió como si de alguna forma algo lo estuviese persiguiendo y ese algo lo tuviera contra la espada y la pared.

En un desesperado intento por distraerse de aquel miedo, asimiló ese sentimiento con el grato desasosiego de que aquello pudo haber sido lo que alguna vez sintieron todas aquellas personas que acechó en aquella guerra.

"Venga, olvida eso, no es tiempo."

Pensó por un par de segundos, sacudiendo su cabeza.
Desgraciadamente, algo en el no podía dejar ir ese pensamiento porque, efectivamente, se sentía atrapado y acabado, sabía que pronto estaría más que solamente atrapado y no habría forma de evitarlo.

Ahogándose en sus pensamientos, tragó saliva.
Se acercaba un rápido anochecer.

[EDITANDO]Un Amor Para Morir. [FlippyXFlaky] (HTF fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora