[EDITANDO]Un Amor Para Morir. [FlippyXFlaky] (HTF fanfic)

Sana mis heridas.

—¡Ah, espera! ¡Duele mucho! —Gimoteaba el peli azul—

—¿Puedes dejar de moverte un poco? —La pelirroja se encontraba curando el brazo del chico—

—¡Pero duele!

— Ni siquiera te he colocado el alcohol aún...

Ya era de tarde cuando la joven se encontraba curando del brazo de Splendid.
La lluvia había vuelto a aparecer, está vez era suave y tranquila, parecían caricias en las ventanas de la casa.

La joven usó un algodón empapado en alcohol para limpiar con suma precisión la herida del héroe, está era profunda.
El chico frunció el ceño un buen par de veces por el ardor que le causaba el contacto de aquel líquido con su herida.

—Al menos no necesitas puntos de sutura —Suspiró la joven—

—¿Al menos? Tengo un brazo jodido... —Gimoteo—

—Pero no tan jodido— La joven le regaló una cálida sonrisa—

Flaky dejo suavemente el algodón ensangrentado en el cesto de basura y procedió a tomar una gaza. Colocó el trozo de tela sobre la herida suavemente y la fijó con unos trozos de cinta esterilizada.
Habiendo colocado la gaza tomó el resto de basura de la mesa y la botó.

—Flaky... —Musitó el chico suavemente—

—No hables. —Susurró la chica, apagando las luces—

—¿Qué haces? —El chico había comenzado a ponerse nervioso ¿Será que iba a hacer lo mismo que antes—

—Nada, solo quería apagar las luces. —La chica se situó en el sofá a su lado—

—No tiene sentido ¿Que pasa? —El chico se giró a verle.—

—Nada... Solo no queria que hubiera iluminación— lo último lo dijo con una voz rota—

Splendid notó ese cambio de atmósfera. Se giró hacia ella y pudo notar como sollozaba escondiendo su rostro en sus rodillas las cuales abrazaba.

—Hey, hey, hey ¿Qué sucede, bonita? —Preguntó preocupado—

—No es justo que salgas herido de tal manera... —Dijo de forma entrecortada— Menos por alguien como yo...

El chico ladeó la cabeza.

—¿Alguien como tú? ¿Y cómo es alguien como tú? —Dicho esto, se sentó más cerca de ella—

—Pues... Torpe, tonto, raro, odiado, insignificante... —Ella iba perdiendo su voz conforme hablaba— incompetente, indecente, infeliz, miserable...

El chico la interrumpió de golpe.

—Wow, wow —Exclamó— Eso fue demasiado odio.

La chica no aguantó más y se echó a llorar.

—¡Estoy cansada de que la gente se entregué por mi! ¡Siempre lo hacen esperando que aproveche mi vida y su sacrificio siempre es en vano! —Exclamó, envuelta en llanto—

Splendid se alejó un poco, ella necesitaba ese espacio.

—Asi perdí a mis papás, ellos se entregaron con tal de que pudiera huir, que no me hallaran y acabaron... —Hizo una pausa— acabaron...

Splendid llevó una mano a su rostro intentando retener las lágrimas que querían brotarle al oír aquello.

—Ahora por eso no puedo volver a verlos, ellos dieron su vida para que yo pudiera vivir la mía y ¡Ta-da! Mi vida es horrible, es miserable, lamentable. No hay día en el que no desee haber sido yo en lugar de ellos, de seguro que ellos hubiesen aprovechado más la vida que yo. ¿Qué esperaban de mi? ¡Soy una cobarde! —La chica llevó ambas manos a su rostro, llorando aún más fuerte— Los quiero, los necesito, daría todo con tal de que mi mamá me abrazara de nuevo o que mi papá me cargara en sus brazos y me arrullara.

La chica se giró a ver al joven quien estaba esbozando una pequeña sonrisa.

—Ya sé que sueno ridícula, soy toda una bebé llorona —Ella suspiró— Sueno como una nena que jamás creció... ¿Cómo puedo tener 18 años y ser tan infantil?

La chica pasó la manga de su sweater por su barbilla de donde goteaban varias lágrimas.

—Puedes reírte si quieres... —Volvio a suspirar— Al final eso es lo único que doy, risa.

El joven negó con la cabeza y abrazó de golpe a la chica, atrayendola hacia el.
La joven no se esperaba eso, ella solo se quedó pasmada.

—No tienes porqué avergonzarte —Susurró con dulzura en su oido— Llora todo lo que desees, desahógate, saca lo que llevas dentro...

La chica comenzó a llorar aún más, abrazando al chico y aferrándose a su chaqueta con las uñas. Escondió su cabeza en el pecho de este, sollozando.

—Y no digas eso... Ellos hicieron lo que hicieron porque te amaban, te amaban más que a sus propias vidas, independientemente de que hicieras con la tuya ellos iban a dar todo con tal de que pudieras vivirla... —A medida que hablaba pasaba su mano por el cabello de la chica, acariciando su cabeza— Tenías tan solo 8 años, te faltaba tanto por vivir y ellos ya habían vivido la mitad de su vida, obviamente iban a entregar la que les quedaba a cambio de muchos años más para su pequeña nena.

—¿Por qué...? —Susurró— ¿Por que tuvieron que irse?

—Porque así sucedió y desgraciadamente no se puede cambiar...

—Es injusto...

—Claro que lo es, esas personas no merecen perdón divino por lo que hicieron —El chico se encogió de brazos—

—Me quitaron a mis papás... Mis padres, mi mami y mi papi... —Su voz sonaba más rota, seguía llorando—

—Lo sé, cariño, lo sé... Pero ¿Vas a dejar que te quiten el resto de tu vida también?

—¿Huh? —La chica levantó la mirada—

—Mientras sigas sin poder vivir tu vida por estar estancada en lo que ellos hicieron eso contaría como si te estuviesen robando la vida. —El chico tomó las mangas de su chaqueta y comenzó a limpiarle las lágrimas —

—Pero...

—Nada. —Negó con la cabeza— No les des ese poder.

Dicho esto se volvió a abrazarla nuevamente.

—Si las personas deciden entregar o poner su vida en juego por alguien es porque esa persona lo vale suficiente como para arriesgarse. —Splendid buscó la frente de Flaky y la besó— Sin discusiones.

—¿Entonces lo valgo para ti? —La chica de acurrucó entre sus brazos—

—Lo vales todo.

El chico se recostó en el sofá despacio con el cuerpo de Flaky sobre el suyo.
Ella se acurrucó con el, quedando cómoda, lo suficiente como para que, tanto como ella y como el, quedarán sumamente dormidos casi al instante.

La herida del brazo de Splendid no era la única que estaba sanando, también habían varias en el corazón del la chica que lo hacían también.
Solo un toque bastaba, solo un toque de alguien valiente en el corazón de la chica para que este se atreviera a sanar.
El, sin saberlo, había escuchado la petición de un corazón herido, un corazón que gritaba... Sana mis heridas.