El chico vino acompañado de un hombre mayor, bueno no muy mayor, tendría unos diez o quince años más que él. Pero este, al contrario que el sujeto maleducado, sonrió y fue muy amable conmigo. Incluso pagó por su acompañante y este en cambio tenía el semblante serio y miraba a otro lado. Que diferente sería el mundo si hubiera personas tan educadas como aquel hombre.
Aunque noté que el chico olvidó llevar dulces, a lo mejor aún le sobraba algo de la vez pasada.
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Tú, un grito silencioso
Short StoryLo veía venir siempre con los hombros hundidos, la cabeza agachada y con vestimenta excesiva para el clima caluroso. Sin embargo, había algo que llamaba aún más mi atención y era aquella mirada gélida que parecía gritar auxilio. ¿Qué podría esconder...