Epílogo

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Para Adrián:

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Para Adrián:

Antes que nada, ¿por qué te escribo esta carta? La razón es que, como tantas veces, quería que supieras todas las cosas que no puedo decirte con palabras.

Sé que saldrías con un "Ariel, no necesitas palabras para poder decirme lo que quieres" mientras unes nuestras frentes y me das un beso, lo sé porque lo hiciste miles de veces antes. Me regalaste tantos momentos llenos de calidez y amor que hoy no puedo evitar extrañarte.

Hoy se cumplen diez años de tu muerte y como cada aniversario, te escribo una carta.

Pensarás que un viejo de cincuenta años tendría mejores cosas que hacer que andar con ñiñerías, pero no lo puedo evitar si se trata de ti.

Sé que llegará el momento en donde partiré también y me encontraré contigo y también sé que no falta mucho pues desde tu partida ya no he sido el mismo. Cada día es más difícil que el anterior y mi mente y corazón aguardan el momento en que pueda unir de nuevo mis labios con los tuyos.

Katia me mira con tristeza en los ojos, para ella será muy difícil perdernos a ambos, pero al menos sé que tiene el consuelo de su esposo y mi nieto para poder soportar aquella carga.

No sabes las veces que maldije a aquel sujeto que en un estado ebrio te involucró en aquel accidente. Te dije Adrián, que no condujeras por las calles a altas horas de la noche, pero estabas tan entusiasmado con la idea de comprar aquellos dulces que a nuestra hija se le antojó a causa del embarazo, que sin escuchar nada más, saliste disparado para la calle. Kat se culpa a ella misma, pero yo no lo hago y la consuelo cada vez que las lágrimas asoman en sus ojos, ¿cómo podría echar aquella carga sobre los hombros de nuestra pequeña? A todos nos llega el momento de partir y solo nos queda recordar a los que amamos con esperanzas de volverlos a ver algún día. Tal y como yo lo hago contigo.

Lo que más lamento es que nunca hayas podido conocer al pequeño Mitchel. Es idéntico a su padre y se convertirá en un gran músico al igual que lo fue su abuelo en la adolescencia. Extraño ver tus manos en la guitarra, escuchar aquella melodía que me llegaba hasta el alma y esa voz que me cantaba sobre un amor que transciende el tiempo. Así como el nuestro.

Me haces tanta falta Adrián. No sé cómo he podido sobrevivir tanto tiempo sin ti. Tu risa, tu mirada llena de vida, tu voz melódica, tu piel cálida, tu perfume y tantas otras cosas que si empiezo a enumerarlas no podré terminar.

Creo que debo dejarte por hoy, la enfermera de turno pronto vendrá a inyectarme de nuevo. Los doctores tratan de descubrir por qué me he puesto tan mal, pero no hallarán nada porque sé que nada tiene que ver con mi cuerpo, sino que viene del corazón. Pronto nos reuniremos y uniremos nuestros cuerpos en un abrazo que no necesitará de palabras para transmitir el amor que te tengo.

Siempre tuyo.

Ariel



FIN

Tú, un grito silenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora