Ariel vino a comprar unas verduras y uno que otros artículos para el hogar. Se veía relajado y menos hosco de lo normal. Me pregunto a qué se debe aquello.
—Hola —saludé con una sonrisa.
Hace rato dejé aquella estúpida prohibición de ser amable con él.
Él no dijo nada, pero se quedó mirándome. Segundos más tarde, inclinó la cabeza como el día anterior en señal de saludo. Sonreí con suficiencia, eso era suficiente por el momento.
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Tú, un grito silencioso
Short StoryLo veía venir siempre con los hombros hundidos, la cabeza agachada y con vestimenta excesiva para el clima caluroso. Sin embargo, había algo que llamaba aún más mi atención y era aquella mirada gélida que parecía gritar auxilio. ¿Qué podría esconder...