CAPÍTULO 15

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CATALINA

¿Alguna vez se han puesto a pensar en como afrontar una situación difícil?

¿No? ¿Sí?

Dios... ¡Díganlo!

Enfrentar a mi madre era mi mayor prueba de valentía y digo valentía porque me escupirá fuego por la boca. No por nada la apodamos "el dragón".

Ya sé que me había olvidado en llamar a mi madre, pero estaba entusiasmada con la sorpresa de Axel que... se me olvidó.

Quién no se olvidaría de hacer algo teniendo a este chico al costado todo el tiempo. Era guapo, en muy buena forma y encima atento. Hoy en día chicos así se contaban con los dedos de la mano.

He de admitir que estaba sumando puntos y eso me daba miedo. No quería sentir este tipo de cosas que estaba empezando a sentir por él, no quería ser dañada, pero a la vez necesitaba que alguien se preocupara por mí, que me sepa querer.

Y aquí estábamos. Axel y yo estamos a fuera de mi casa, aún sin animarnos a entrar.

Respiré pronfundo antes de colocar la llave en la chapa de la puerta.

—Si nos demoramos más en entrar, tu madre saldrá a buscarte y no sé tú, pero no me quiero quedar sin descendencia —soltó Axel.

Volteé a verle con la incredulidad plasmada en mi rostro ¿En serio pensaba en su descendencia?

—A la que gritaron es a mí, Axel —traté de decir lo más amable posible.

—Pero al que creen que es tu enamorado aquí es a mí. Y no se ve nada bien que el enamorado se lleve a la chica lejos y sin avisar.

¿Estaba asustado?

—No eres mi enamorado y no te preocupes por tu... —miré a su entrepierna. Ok, me fijaré en sus ojos, mejor. —Amiguito... que no resultará afectado.

—¿Te preocupas por él? —me guiñó el ojo.

Pensé que estaba asustado...

—Por Dios, cállate, Axel. Estoy nerviosa con lo que mi madre me dirá —o gritará, pensé. —
Como para que tú me pongas nerviosa con tus juegos.

—Admites que te pongo nerviosa —habló con suficiencia.

Y mucho.

—Debemos entrar, ahora, Axel —evadí el tema.

Quise estrellar mi mano en su bello rostro al notar que esa sonrisa burlona no se borraba, pero lo haría luego.

Respiré profundo y retomé mi acción.

¡Qué Dios nos protega que el diablo está dentro!

Entré a la casa y le hice una seña a Axel para que entre también.

No podía que creer que la primera impresión que me dio era lo intimidante que podía ser.

¿Dónde estaba su lado intimidante?

Se fue de paseo. De eso no había duda.

Dijo que me protegería de mi madre y creo que será al revés, aunque no lo puedo culpar... cualquiera se hubiera asustado si hubiera estado en su lugar.

Mi madre no era la más amable de todas, ni con sus hijos cuando estaba en modo agresión, y le importa una mierda avergonzarme con tal de gritarme todo lo que su mente le permitiera.

Ya estábamos dentro de la casa y estaba todo oscuro. Esta táctica ya me la sabía.

—Ana Catalina Ferrer Villalba.

Toqué Fondo #StarsAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora