6- Linda mañana

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Medio abrí los ojos, y de la nada me senté en la cama asustada, pero al darme cuenta que estaba en la cama de mi departamento me tranquilicé, aunque seguía teniendo puesto el vestido rojo ya todo arrugado por dormir con el.

Me levanté lentamente de la cama, y vi el reloj, eran las 9:00 am, no recordaba mucho la noche anterior. Por alguna razón me sentía muy sucia, así que entré al baño y me dejé envolver por el agua caliente que caía sobre mi, entonces fue cuando comencé a recordar a Josh... cuando desperté y estaba dormida en su cuarto, y él me dijo algo de lo que sentía por mi, y luego yo vomité y corrí fuera de su grande casa y vi un taxi, recuerdo que había personas, pero no me importo, entre al taxi y me fui de ahí.

Wow, y eso que no me acuerdo de que es lo que hice mientras estaba embriagada.

Salí del baño maldicéndome por dentro por haberme embriagado. La última vez que lo hice me prometí a mi misma que nunca lo iba a volver a hacer.

Me puse mi pijama favorita de felpa, cepillé mis dientes y sintiéndome muy cansada caí en la cama perdidamente, otra vez.

Escucho que golpean la puerta, una vez, otra vez... otra vez y por mi mala suerte, no es un sueño.

Me levanto enfadada, con ganas de golpear a alguien, meto mis pies en mis pantuflas y voy hacia la puerta sin antes verme en un espejo para ver mi aspecto. Me arrepiento casi al instante de no haber hecho eso, del otro lado de la puerta estaba James Buchanan, con su cabello café despeinado, y con unos jeans y una camisa azul, simple, pero algo en su rostro me atrapaba, pero... ¿qué rayos hacia fuera de mi departamento? No tenía la menor idea de que hacer ¿y si sabía mis planes? Sólo recordaba las palabras de Marcos "recuerda ser linda, amable y femenina con el chico".

-¿Se te ofrece algo?- Fue lo que pude decir. Él dudo un momento.

-Toma.- Estiró su mano y vi lo que al parecer era dinero.

- ¡Qué te pasa!, ¿estas loco? ni te conozco.- Dije fingiendo que no sabía nada, pero en realidad esto era muy estúpido.

-Claro que sí.- Por un momento pensé que me iba decir que sabía mis planes, y que lo dejara en paz, pero no.- Yo tiré tu café ¿recuerdas?

-Ah, ¿tu fuiste el que pagaste mi cuenta ayer en el café, verdad?- Él asintió. ¿Por qué esto es tan tonto?

-Y tu pagaste mi cuenta ayer.- Dijo apenado.

-No se de que hablas.- Dije con cara de inocencia. La puerta cubría la mitad de mi.

-Se que tu lo pagaste, lo investigue y si no lo aceptas, entraré y lo dejaré en tu mesa.- Alcé las cejas y lo mire sorprendida, ¿no qué eras chico bueno? Al parecer se arrepintió de decir eso y se lamió los labios. -Mira, sólo acéptalo ¿sí?, no puedo dejar que pagues todo ese dinero.

-No puedo aceptarlo... - Dejé caer mis manos. Él me miraba fijamente como pensando en algo.

-Es mucho.

-¿Qué?- Dije girando un poco mi cara y viendo sus ojos cafés.

-Yo solo pague un café y tu me pagaste... no sé
cuanto dinero.

-Es sólo para estar a mano.- Dije intentando sonar linda, y fingiendo una sonrisa inocente.

-Eso no es nada justo.- Dijo, y yo solo me encogí de hombros. -Bueno, dime ¿qué quieres a cambio?

-Nada, solo ya no te preocupes.- Él movía sus pies como pensando.

-¿Qué tal si te invito a comer?- Dijo de la nada y yo lo seguí observando sin decir nada, no sabía que decir, debía de ser una broma. -Para estar a mano, como tu dices. ¿Qué tal hoy a las nueve?.- Preguntó

-¿Es una broma?

-No, ¿por qué?

-Pero no me conoces.

-Pues nos conoceremos.- Suspiré, pues esta es la única oportunidad de conocerlo.

-Si quieres.

-Bueno.- Contestó.

-Bueno. - Contesté.

-Te espero en la recepción.

-De acuerdo.- Contesté.

-Buenas tardes.- Dijo él chico y se fue, yo cerré la puerta y me acerque al espejo para verme, ouch.

Tenía una cita y no hubo necesidad de ponerle una pistola en la cabeza al chico para que aceptara salir conmigo, que era como yo lo había pensando antes tantas veces. Me sentía algo extraña y esperaba no volver a tener que pasar por una situación así, pero por lo menos ya había conseguido una cita con él, y entre más rápido lo conociera más rápido terminaría esto y regresaría a Londres.

Apartando de mis pensamientos todo lo sucedido la noche anterior y hace unos cuantos minutos, comencé a darme cuenta que no había nada que comer, así que me puse mi cómoda ropa y me decidí que me iría caminando a la tienda más cercana.
Eso me distraería un poco y me daría tiempo de repasar todo lo sucedido.

Atrapados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora