14- ¿Culpable o inocente?

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Nunca me imagine que ese hombre fuera Richard, aunque ahora que lo pienso, ¿cómo él me pudo reconocer?
Al escuchar voces al otro lado de la habitación me di cuenta que este momento no era el indicado para pensar y reflexionar sobre cosas insignificantes como esas, ya que en cuestión de segundos yo estaría al otro lado de la puerta, convenciendo a un hombre desconocido.

-¡Dinos done esta ese dinero o te asesinamos!- Escuchaba con atención los gritos de un hombre enojado.

-¡Ha! Prefiero que me maten- Decía la voz tranquila de otro hombre. Que idiotas son, a una persona como él no la puedes convencer de algo diciéndole eso.

-Mira- Se escucho que cargaban una pistola -Te estamos dando oportunidades de que sobrevivas.- Pude distinguir la voz de Richard.

-Nunca les diré- Volvió a decir tranquilamente aquel hombre y de la nada me sobresalte al escuchar dos inesperados disparos, y después unos segundos de silencio.

-Te quedan dos oportunidades...

-No quiero oportunidades, mátenme de una vez.- Otro par de disparos y escuche como un hombre gemía mientras, al parecer, lo golpeaban.

Supuse que la víctima aún no había muerto y decidida, sin esperar la señal de Richard, abrí la puerta y entre a la habitación ignorando la mirada de todos; Richard, dos hombres con gafas y vestidos de negro sujetando a otro hombre al final de la sala, con sangre en su rostro, obviamente él era la víctima. Se veía tranquilo, no estaba como cualquier otra persona lo estaría, asustada, llorando e histérica. Oh no, esto va a ser difícil.

-Sueltenlo- Me detuve frente a ellos y dije de forma autoritaria. Los hombres se miraron confundidos y después observaron detrás de mi a Richard, que al parecer les dijo algo, porque me obedecieron. Soltaron al hombre y caminaron atrás de mi, mientas el hombre limpiaba la sangre de su labio con el dorso de su mano.

-Dime donde esta el dinero.- Dije con voz fuerte. Él río, una risa sarcástica.

-No soy un idiota, nena.- Tuve que controlar mis impulsos y cruce mis brazos y exhale.

-Dime, no quieras esperar a las consecuencias.-Volví a decir fría y distante.

-Si, claro.-Rodó sus ojos mientras cambiaba su peso a otra pierna.

-Bueno, seré directa- Suspiré. -Si no nos dices llevare a estos tres hombres a tu casa a buscarlo, y acabarán con todo lo que se les atraviese, en cambio, si me dices, irán, tomarán el dinero, y se irán sin dañar a nada ni a nadie.- Hice una pequeña pausa. -¿Qué te parece?- Una parte de mi se sentía mal por decir eso, ya que era más o menos por lo que yo pasaba y por lo que mi vida está como está.

-Te digo, pero sólo a ti preciosa.- No pude detener mis instintos y lance mi puño hacia su cara pero hubo una secuencia de movimientos tan rápidos que no fui capaz de defenderme, primero sentí que halaron mi cabello fuertemente, después estaba inmóvil en las manos de aquel hombre, y cerca de mi cuello había una filosa navaja.

-¡No se muevan! o la mataré.-Gritó. No podía negar que tenía un poco de miedo, aunque he estado en situaciones peores; los tres hombres inútiles frente a mi se miraban como sin saber que hacer y de la nada se escuchó un golpe muy fuerte.

-¡Todos! ¡Arriba las manos! Tenemos una orden de arrastramiento. - Miré de reojo hacia la puerta que estaba caída ya que la habían derribado, a unos cinco hombres uniformados, equipados cada uno con un arma. La policía.

-¡Tira tu navaja! - Siempre me he preguntado porque la gente obedece a la policía en vez de asesinar de una vez por todas a su víctima, pero me he dado cuenta que para algunos es peor estar toda su vida en la cárcel que morir.
La navaja cayo al suelo y yo también, ese hombre me tenía tan sujetada que cuando me soltó caí.

-¡Tu también!- Me señalo con el arma uno de los policías y alce mis manos casi al instante. Rápidamente se acercaron y comenzaron a esposar a Richard y a los otros tres hombres, después otro se acerco a mi y me esposó. ¿Qué hago? ¿actuó culpable o inocente?
Cuando salimos del lugar abandonado donde estábamos pude escuchar el ruido de las sirenas y también pude notar personas alrededor que observaban como la policía nos llevaba.

Esta es mi segunda vez que estoy sola en una patrulla. El policía me observaba de reojo por el retrovisor y yo no sabía como actuar. Si no me equivoco la policía de Nueva York es muy estricta, y tiene a muchos investigadores en todo el mundo, si se llegan a dar cuenta de mis antecedentes estoy en la cárcel de por vida.
Cuando llegamos a el lugar, el policía me tomo de las manos esposadas y me llevo adentro de un edificio.

-¿Identificación?- Me preguntó una mujer robusta, detrás de el monitor de un computador, de labios mal pintados color rojo y con lentes de aumento.

-No la llevo conmigo- Contesté casi enseguida.

-¿Nombre?- Dude un momento.

-Elizabeth Wood- La mujer me observo detenidamente, como esperando ver en mi rostro si mentía o no. Sin tener mucho éxito, alejó su mirada de mi y comenzó a teclear.

-¿Segundo apellido?

-Mawson- Mentí.

-¿Identificación?- Dijo de nuevo, pero esta vez dirigido a Richard, que estaba detrás de mi, al igual que yo, con un policía deteniéndolo detrás de él. Ya no puse atención a lo que contestó Richard, estaba perdida en mis pensamientos, ¿qué voy hacer?

-Tienen derecho a una llamada.- Nos dijo un policía a Richard y a mi. Comencé a recordar que mi celular lo había guardado en el bolsillo de mi pantalón, los policías nos soltaron por un momento, y con un poco de alegría busque y ahí estaba, lo tomé con dificultad en mis manos esposadas, pero, la pequeña alegría que había en mi desapareció cuando me di cuenta que no tenía a nadie a quien llamar. Desbloquee el celular tecleando mi contraseña "2580" busque en mis contactos pero fue algo inútil. Desanimada baje mis manos.

-¿No vas a llamar?- Dijo el oficial con tono molesto.

-No..

-Entonces sígueme, me dio la espalda y comenzó a caminar delante de mi, estaba a punto de ordenarle a mis pies que lo siguieran cuando sentí que mi celular ya no estaba en mi mano, gire mi cabeza y mire a Richard.

-Me vas a deber una.- Susurró. Iba a regresar a golpearlo o algo así, pero me tomaron de las manos.

-Te dije que me siguieras.-De nuevo el tono molesto en la voz del oficial.
Después de que me tomarán fotos y me asignarán la celda entre en una.

-No es justo que este aquí, soy inocente- Después de pensarlo un par de veces dije frente al oficial con una voz triste.

-Lo siento, no podemos hacer nada hasta que se investigue el caso, todos son culpables hasta entonces.- Me quede en silencio, sin nada más que decir, observando como él oficial cerraba con llave la celda y se alejaba.

Ahí me encontraba yo, sola en una celda vacía en Nueva York, sin ninguna de mis pertenencias; triste y desolada me senté en la "cama" mientras escuchaba voces que susurraban cosas.
Sabía que no tardaban en regresar por mi para llevarme a un cuarto a hacerme cuestionamientos. Entonces ¿Qué haré? Se qué si existe una mujer llamada Elizabeth Wood, pero no soy yo, cuando lleguen a darse cuenta de que todo es mentira, estaré en prisión para siempre, mi vida se habrá terminado de acabar.
No habían pasado más de veinte minutos cuando escuché pasos y el sonido de llaves tintineando. Después pude ver a un oficial y justo detrás de él a la persona que menos esperaba.

James.

Atrapados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora