12- James oh, James

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Escucho ligeros ruidos y parpadeo un par de veces, me sentía pesada y eso hizo que abriera mas rápido mis ojos. Mire a mi alrededor y las paredes beiges me hicieron darme cuenta donde estaba, en la sala de James Buchanan.
Bajo mi cabeza sentí una cómoda almohada y sobre mi una suave y olorosa frazada color azul. Me senté lentamente en el sillón donde al parecer me quede dormida y mire mi arrugado vestido que vestía; los tacones que llevaba la noche anterior estaban en el suelo. Por Dios, ¿cómo fue que me quede dormida aquí? esto es... vergonzoso. A pesar de que dormí en estas condiciones me sentía descansada, era algo extraño. Interrumpiendo mis pensamientos escuché que alguien bajaba por las escaleras y después mire a James, quien vestía unos jeans y una camisa negra, y me dio una pequeña sonrisa.

-Buenos días, Elizabeth.-Se veía fresco y su cabello mojado demostraba que acababa de tener una ducha. Lo envidié al momento.

-Buenos días.- Dije a lo bajo y viendo hacia el piso.

-Supuse que estarías incomoda con tu vestido así que te traje esto.-Se acercó a mi y me dio un par de prendas dobladas.

-James, esto es..- Levanto su mano como ordenando que no continuara.

-Esta bien, cámbiate, ahorita hablamos. Puedes subir y entrar al baño de arriba.- Me sonrió. Yo asentí, me levanté y mire mis tacones, lo pensé dos veces pero decidí irme descalza, no iba a ponerme eso. Escuche la ligera risa de James.

-Puedes tomar todo lo que necesites de mi cuarto, no te preocupes.- Yo de nuevo asentí y subí por las frías escaleras sintiéndome muy extraña e insegura.
Cuando ya estaba arriba entre a la puerta que primero vi, y acerté, ahí era el baño. El baño era enorme y pensé un par de veces en meterme en esa bañera y tomar una ducha caliente, pero, aun no le tenia la suficiente confianza a James para hacerlo, así que lo primero que hice fue mirarme en el espejo, me veía un tanto demacrada, con el maquillaje que me había puesto la noche anterior y mi cabello despeinado. Lavé mi cara y después me quité el vestido que llevaba y me puse la ropa que James me había dado, pantalones largos para dormir y una camiseta blanca, la ropa me quedaba enorme pero cualquier cosas era más cómoda que el vestido. Busque entre los muebles del baño y, por suerte, encontré un cepillo de dientes sin usar. Me cepille rápido y cuidadosamente; una vez que terminé volví a guardar el cepillo en donde estaba. ¿Por si lo necesitas otra vez? Escuché en mis pensamientos y decidí ignorarlo. El siguiente paso era mi cabello, pero, no encontré nada para desenredarlo, así que con los dedos me lo acomode y lo deje suelto pues tampoco tenia con que recogerlo. Me mire en el espejo por última vez y sin nada más que poder hacer doblé mi vestido y baje por las escaleras aún descalza, intentando no hacer ruido.

Lentamente me acerque a la cocina, donde se escuchaban ruidos, y mire a James que buscaba algo en el refrigerador, cuando sintió mi presencia me observo, cerró el refrigerador y giro un poco su cabeza.

-Te dije que tomaras lo que necesitaras de mi cuarto.- Se escuchaba un poco molesto. Se acerco a mi, se quitó sus crocs azules, y me los dio.

-¿Y tu?- Pregunté sonando arrepentida.

-Iré por cualquier cosa, no te preocupes.- Cuando ya no lo puede ver, tome asiento en la barra. Fue tan extraña la noche anterior, recuerdo que me quedé dormida mientras veíamos la película, entonces James ¿qué hizo? ¿por qué no me despertó? Él debió de haberme tapado con la frazada azul y él de seguro también fue el que me quito mis tacones, si no ¿quién más?. La imagen de James quitando mis tacones mientras yo duermo me hizo sentir incómoda.
Escuché que bajaban la escaleras y James entró a la cocina y se quedo un momento pensando.

-¿Qué quieres desayunar?-

-No es necesario James, puedo ir a mi departamento y ahí desayunar.- Él me miro con su mirada de que estaba planeando algo.

Atrapados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora