13- Pequeño negocio

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Los días después de la última vez que mire a James han pasado lentos y aburridos. Nadie me ha buscado ni me ha hablado, como siempre. Lo único que hago es ver películas, jugar en mi celular y de vez en cuando leer; así es siempre mi aburrida y solitaria vida.
Era martes por la mañana y yo estaba viendo la televisión cuando recibí un mensaje de la persona que más detesto en este mundo.

De: Marcos

Te tengo un pequeño negocio.

No tenía ganas de él, prefería seguir muriendo lentamente sola en mi departamento sin hacer nada, así que, como casi siempre, decidí no contestarle, aún que una parte de mi sabía que lo único que ganaría sería hacerlo enojar y al final terminaría haciendo lo que él me pidiera.

Terminé la aburrida serie que miraba en la televisión y estaba buscando otro programa para ver cuando escuché que tocaban la puerta.
Mire a todos lados con el ceño fruncido como esperando algo, pero siguieron insistiendo así que me levanté y fui hacia la puerta.
Esta vez si me detuve a mirarme en el espejo para ver si mi chaqueta y mis jeans negros estaban en orden y ya después abrí la puerta.
Tuve qué alzar mi mirada para poder ver el rostro de el alto hombre que estaba al otro lado de la puerta; era él mismo chico que había visto en el café y que me había dado información de James, estaba ahí, mirándome con una ligera sonrisa en sus labios y vestido con pantalón negro y una camisa azul de lino. Antes de que él pudiera decir una sola palabra yo hable.

-¿Qué diablos haces aquí?

-A mi también me da gusto verte, Alisson.- Contestó con su extraña voz.

-Dije, ¿Qué diablos haces aquí?- Volví a preguntar.

-Bueno, veo que tendré que ser directo, Marcos me dijo que viniera por ti, te necesita para un negocio.- No puede evitar rodar los ojos.

-¿Y?

-Y... hay un hombre, que le debe dinero a Marcos, y sabemos que ese hombre tiene mucho de su dinero guardado en un lugar, pero no sabemos donde.. así que necesitamos convencerlo de que nos diga donde lo tiene.- Cruzó sus brazos. -¿No te parece divertido, Ali?

-No- Hice una pausa. -Me vuelvas a decir así.- Lo señale con mi dedo y sólo conseguí que riera.

-Como tu digas, señorita.- Cerré la puerta de un portazo dejándolo afuera y fui por mi celular, que por cierto, tenía otro mensaje.

De: Marcos

Solo haz lo que Richard te diga.

Lo ignore, me puse mis botas negras y me hice rápido una coleta alta, lista.
Después de un par de minutos volví abrir la puerta y salí caminando sin esperar a ese tipo, después de llamar al elevador, subí y él también lo hizo; en mi mente no dejaba de pensar en que por favor no me encontrara a James en estos momentos, porque sería realmente incómodo.
Cuando ya estábamos en recepción caminamos hacia la puerta de salida y el joven recepcionista me sonrió en forma de saludo, yo sin pensarlo le devolví la sonrisa y comencé a pensar en ¿qué pensara ese chico de mi?...
Me detuve en seco al sentir unas manos en mis hombros.

-Es para acá.- Escuche la voz de Richard y exhalé aliviada. Caminamos hacia otra puerta, no hacia la de salida, salimos por ahí y estábamos en el sótano, donde estacionan los automóviles.
Seguí caminando siguiendo a Richard y me detuve cuando él paro frente a un auto color azul, un Audi v8, si no me equivoco, un auto muy caro.
Richard se acero como para abrir la puerta donde yo entraría pero me adelante y yo la abrí, le di una sonrisa sarcástica y el me la devolvió. Ambos entramos y encendido su carro, el motor hizo un ruido tan fuerte que me aturdió y puse la manos para tapar mis oídos claramente moleta.

-¿Te gusta mi bebe?- Preguntó mientras nos adentrábamos a las calles de Nueva York.

-Me da igual.- Dije la verdad, me daba igual, no entendía porque algunas personas se obsesionaban con tener caros automóviles.

-Pues, déjame decirte que mi automóvil cuesta el doble de lo que cuesta el de ese tal, James Buchanan.- Escuchar su nombre me hizo sentirme extraña. -No entiendo porque si según es millonario tiene un simple corvette stingray.- Bufó.

-Como ya te dije, me da igual.- Para mi buena suerte no había mucho tráfico y eso quería decir, menos tiempo con ese tal Richard.

-Ya veo.. sales mucho con él, ¿verdad?- Dijo.

-¿Qué?

-Con él chico, James, sales mucho.

-No te importa.- Contesté mirando hacia el lado contrario donde estaba él.

-Y.. ¿Cómo te fue en ese baile? ¿muy extraño, no?, con máscaras, música clásica..- ¿Cómo rayos sabe todo eso?

-¿Por qué lo dices?

-Por nada, yo también asistí.

-¿Marcos te lo pidió, o qué?

-No es eso, tengo una vida aparte por sí no sabías, Alisson.-

-No parece.- Comenzamos a avanzar y Richard encendió la radio. -¿Esta muy lejos a donde vamos?- Pregunté un tanto molesta. No podría soportar estar mucho tiempo con él.

-No mucho, pero tiempo suficiente como para que me hables de ti.

-¡Ha!, si claro.- Dije en forma sarcástica.

-De todas formas ya se mucho de ti.- Se que trataba de molestarme, y aunque lo hacia yo trate de disimularlo.

Ya no contesté nada y me quede observando por la ventana del auto la interesante ciudad mientras escuchaba una canción de rock que no conocía en la radio. Cada vez nos alejábamos más de la civilización, y habían pasado unos siete minutos desde la ultima vez que hable con Richard cuando él detuvo su automóvil detrás de un viejo edificio.

-Es aquí.- Me dijo mientras apagaba su auto y se bajá de el, yo lo seguí y entramos por una puerta trasera a lo que al parecer era un pequeño edificio abandonado. Entramos y el lugar estaba vacío y con tanto polvo que me dieron ganas de estornudar.

-¡Dinos, maldita sea!- Se escucho que gritaban en una habitación.

-Bien, entrare primero yo a la habitación y quiero que escuches de lo que hablamos después ya te avisare para que entres y lo intentas convencer, ¿de acuerdo?- Preguntó Richard a lo bajo.

-Ya que.- Me encogí de hombros.

-Oye, ¿y recuerdas a ese chico que bailo contigo en el baile y después te enojaste con él?

-¿Por qué?- Contesté desesperada.

-Era yo.- Se alejó, abrió una puerta y se adentró a la habitación, dejándome ahí como una tonta.

Atrapados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora